Festivales: crítica de «The Crossing/Guo Chun Tian», de Bi Xue (Toronto/Pingyao)
Mezcla de filme de suspenso y «coming of age» adolescente, esta opera prima china se desarrolla entre Shenzhen y Hong Kong, y tiene como protagonista a una chica de 16 años que se involucra en el contrabando de celulares en la frontera. Una película pequeña y atrapante.
La película local, china, que representa al país en el Festival de Pingyao es THE CROSSING, una opera prima dirigida por una mujer y que podría catalogarse dentro de ese amplio subgénero que es la «coming of age movie» en el contexto de un thriller. Es un film, además, que habla de la compleja relación existente entre China y Hong Kong, separada por el puente cuyo cruce da título a la película de la ciudad de Shenzhen.
THE CROSSING comienza como una típica comedia dramática de adolescentes de escuela secundaria. Pronto queda claro que la protagonista, Peipei, y su mejor amiga, Jo, se dedican a pequeñas ventas en la escuela para financiar un soñado viaje a Japón, donde piensan alojarse en un hotel cinco estrellas y ver nevar. Pero es mucho el dinero que hace falta y no es fácil el objetivo, por lo que además Peipei empieza a trabajar en un local de comidas.
El detalle clave es que la chica vive con su un tanto errática madre en Shenzhen, China, pero cruza en tren a Hong Kong todos los días para ir allí a la escuela. Su padre vive también ahí, pero en una situación bastante precaria. Un día, cruzando de Hong Kong a China, se ve involucrada sin querer en un contrabando de iPhones que realizan otros jóvenes a los que conoce, quienes le pasan los teléfonos al verse perseguidos por la policía. Ella resuelve la situación, entrega los celulares en cuestión, le dan bastante plata por el asunto y, claro, se da cuenta que quiere participar en el negocio.
Ese es el punto de partida de esta historia que combina drama juvenil, un toque de romance (acaso la parte menos lograda de la película, un conflicto «amoroso» entre ella y su amiga por un chico) y la tensión y el suspenso de los distintos operativos en los que esta muy despierta pero aun muy chica adolescente –tiene 16 años– se va metiendo. Es la clase de película asiática juvenil que suele programarse mucho en festivales como Berlín o nuestro BAFICI, aunque en este caso arrancó su carrera en Toronto.
Filmada con un estilo casi norteamericano –o más hongkonés que chino– de cámara movil, planos cercanos, mucha energía narrativa y ritmo acelerado (pasan montones de cosas en menos de 100 minutos), THE CROSSING pierde cierta fuerza en la última parte del relato pero no deja de ser nunca una potente y atrapante película no solo acerca de el «despertar» a la realidad de su protagonista sino de las diferencias y similitudes, los conflictos y problemas existentes en esa frontera entre esas dos partes bastante distintas de un mismo país.