Estrenos/Berlinale: crítica de «Las herederas», de Marcelo Martinessi
Esta película paraguaya, la primera en la historia de ese país en competir en Berlín, es una conmovedora comedia dramática acerca de una mujer que tiene que enfrentarse a un importante cambio en su vida al redescubrir sus deseos después de los 60 años. Ganadora de dos premios en el Festival de Berlín.
Mientras veía LAS HEREDERAS pensaba lo importante que es para un país tener cine propio. Ahora que se discute en muchos lugares los recortes a los subsidios cinematográficos, una película como la de Marcelo Martinessi me dejó en claro lo poco que conozco de Paraguay por el hecho de casi no contar con una cinematografía propia. Casi todos los demás países de América Latina producen un imaginario social, cultural, geográfico o idiomático muchas veces a partir de lo que vemos en el cine, si es que no conocemos en persona ese lugar. Y si ese país no tiene cine ese imaginario es muy corto, se esfuma, desaparece, tiene pocos elementos.
LAS HEREDERAS no intenta ser una película abarcadora sobre Paraguay ni nada por el estilo. Es una historia pequeña cuyo estilo cinematográfico tiene bastante que ver con esa moda de “historias pequeñas” tan caras al imaginario de nuestros cines en su versión festivalera. Pero hay varios elementos de este film que lo destacan por encima del lugar común al que a veces caen ese tipo de relatos.
Se trata de la historia de una mujer, Chela, que ronda los 60 años y vive en pareja con otra mujer, Chiquita (todos en Paraguay tienen apodos, parece). Chela solía tener una vida económica cómoda y hoy está obligada a vender casi todo lo que tiene en la casa. Su compañera, además, va a la cárcel por tener deudas lo que la deja casi sola, en compañía de una mucama nueva que todavía no la conoce bien. Como GLORIA, de Sebastián Lelio, pero en una versión minimalista, Chela de a poco va a empezándose a hacerse cargo de su propia vida. ¿Cómo? Habrá que ver el filme para saberlo, pero la idea es ésa: es alguien que se va dejando vencer por la vida pero a la que una posibilidad laboral y, principalmente, una romántica, le permiten escapar, no sin dificultades, del lugar social al que debería pertenecer.
Martinessi consigue, por un lado, grandes performances de sus tres protagonistas femeninas en una película que, además, tiene como detalle que todos los personajes con cierto peso en la trama son mujeres (los hombres son extras, están fuera de campo o tienen apenas algunas líneas). Chela, con su silencio y timidez que de a poco va rompiendo cuando empieza a sentir que puede tener otras opciones. Chiquita, más audaz y activa, a quien ir a la cárcel no parece cambiarla mucho ya que allí sigue comportándose de la misma manera dominante. Y Angie, otra mujer un tanto más joven, con la que Chela empieza a relacionarse a partir de llevar en su auto a la madre de ella a un hospital alejado de Asunción.
Son esos deseos –físicos, románticos, laborales, de conexión– los que le permiten a Chela cambiar a una edad en la que no muchos lo hacen. Así, mientras la casa se va vaciando de muebles por la necesidad de dinero, la protagonista se vacía de un pasado para empezar a construirse un futuro nuevo, casi de cero. LAS HEREDERAS puede no ser, al menos formalmente, demasiado audaz. Es una película cuidada, de planos cortos, de actuaciones secas y controladas, en algunos casos casi silenciosas. Uno imagina que una historia de mujeres, cuerpos y deseos en manos de alguien más audaz como Lucrecia Martel podría haber dado resultados más espectaculares. El realizador, debutante, no corre tantos riesgos como ella pero sabe observar y escuchar. Y en los detalles que le ofrecen las protagonistas –y las otras mujeres que suelen viajar en el auto de Chela, varias señoras mayores que se llaman a sí mismas “chicas” y cuentan chismes todo el tiempo– están los pequeños y deliciosos secretos de esta película que ganó dos premios (mejor actriz y el Alfred Bauer) en el Festival de Berlín.
Es que en Paraguay las mujeres son como más silenciosas, sumisas y obedientes, por lo menos las de la generación de las protagonistas mayores, existieron sí las con más caracter, pero la mayoría es igual a Chela.
En mi mundo, la mayoría es más igual a Chiquita. Las madres son las lideresas del hogar en cuanto a las decisiones importantes: la comida, el cuidado de los hijos y la economía en general. El macho solo grita y disfruta, pero las madres y las abuelas dominan las familias del país. Al menos así lo siento yo. Y así viví mi infancia en casa de mis amigos.
la mujer no tiene q hablar, porque está mal visto, no tiene q comer en público, porque queda feo, no tiene q tomar, porque es de P*** tiene q ser discreta, para no llamar la atención. Casarse bien, quedarse en casa, criar hijos, aguantar cuernos…
me pareció una película muy bien dirigida, de lenguaje claro y delicado a la vez. Ritmo parejo, sin altibajos, dentro de un clima intimista. La buena actuación de Chela, permite construir un personaje que trasciende mas allá de la anécdota. Igualmente Chiquita, mujer atrevida, sin pulitura, formada en la experiencia de la brega. Las dos actrices logran el objetivos de Martinessi.
Se trata de cine que va mas allá de una historia endogamica propia de una ciudad determinada. Es cine que uno se lleva puesto, queda en el pensamiento y se recrea. Escenas que quedan en el recuerdo,
Linda película