Berlinale: crítica de “The Golden Glove”, de Fatih Akin

Berlinale: crítica de “The Golden Glove”, de Fatih Akin

por - Críticas, Festivales
09 Feb, 2019 04:13 | Sin comentarios

Repulsivo y desagradable retrato de un violador y asesino en la Hamburgo de los años ‘70, la nueva película del realizador de “In the Fade” es una experiencia violenta, morbosa y cercana a lo repugnante.

Fatih Akin goza de una reputación y una importancia, especialmente en Alemania, que sólo puede deberse a un par de películas (no muy buenas, en realidad, pero exitosas y premiadas, como HEAD ON o la más reciente IN THE FADE), una nominación al Óscar por esta última y la fama que le da ser aquí una figura pública más o menos famosa. De otro modo no se explica que se lo considere un autor cinematográfico importante. Aquí o en cualquier otro lado donde se sepa apreciar ese arte.

Su última película se acerca al bochorno y es un drama policial/film de horror intolerable e indigesto sobre una suerte de asesino serial que vivió en Hamburgo en los años ‘70. Más que un asesino con planes definidos, era un lumpen con mayúsculas, un oscurísimo y desagradable personaje de la noche de los barrios más bajos de la ciudad. De aspecto poco agraciado, modales casi animalísticos, suerte de Hombre Elefante alemán, Fritz Honka era un alcohólico importante de esos que pasaban la noche acodados en un bar bebiendo hasta caer desmayados.

Pero eso sería meramente anecdótico en relación a su apetito sexual y a sus crímenes. La película arranca mostrando uno de ellos, de los más cruentos. Fritz está en su casa con una mujer mayor que parece muerta en su cama. Primero la viola, luego la mata y, para completar la faena, la corta en pedacitos que distribuye por la ciudad. El caso, que tiene lugar en 1970, llega a los diarios pero nadie parece descubrirlo. El film salta a 1974 y allí continúa con sus “aventurillas”.

Su modus operandi consiste en invitar tragos gratis a mujeres mayores y solitarias que se sientan solas en el bar que da título al film. A fuerza de emborracharlas se las termina llevando a su repugnante y sucio apartamento (sí, tiene olor a muerte y pudrición, pero él culpa a sus vecinos) y ahí sigue con las suyas: sexo desagradable y despiadado y, si la situación se complica, siempre habrá utensilios caseros para sacarse de encima a la dama en cuestión, mujeres que muy probablemente no sean buscadas por nadie.

Con sus idas y vueltas y distintos casos a lo largo del tiempo, la película no sale demasiado de ese retrato de este ser repulsivo cuya maldad parece sólo estar justificada por sentirse físicamente un paria social y sexual debido a su desagradable aspecto. Más allá de algunas situaciones particulares y un amor platónico por una rubia estudiante con la que sueña mientras comete sus crímenes, Fritz no se moverá mucho de su casa y del bar en cuestión, dos lugares decorados para dar la impresión de ser el infierno sobre la Tierra y que, a juzgar por las fotos que se muestran en los créditos finales, se parecen bastante a lo que fueron en la realidad.

Acaso lo único interesante del film sea comparar esa Alemania Federal oscura, patética y decadente de esa época, a años luz de esta en apariencia moderna y casi desabrida nación industrial. Calles oscuras y tenebrosas, distritos rojos sucios, gente revolviendo basura y alcoholismo rampante, parece una pesadilla digna de M, de Fritz Lang, con la que la película intenta establecer alguna conexión temática sin lograrlo.

En su repetida exhibición de los crímenes de Honka, Akin crea un infernal y desagradable muestrario humano del que no parece salvarse casi nadie. En THE GOLDEN GLOVE, hasta las víctimas, los vecinos, los curiosos y los habitués parecen cómplices o eligen mirar para otro lado ante las situaciones evidentes que se viven en esa casa. El peor de todos, claro, es el protagonista, acaso la representación en forma de criatura de ese monstruo del pasado con el que el país entonces no se había confrontado. 

La idea de usar un criminal de la vida real para pensar la relación de ese país con el horror que se cometió y que se niega puede sonar interesante en los papeles pero en la película es un error conceptual básico, como si alguien se planteara mostrar los crímenes del nazismo con ese grado de morbo y cercanía física. THE GOLDEN GLOVEes una pesadilla desagradable, de esos films que uno prefería no haber visto. Especialmente cuando al terminar la película uno se da cuenta, caminando de regreso a su hotel en pleno Berlín, que empieza a andar por la calle con miedo y sospechando de cualquiera que se le cruce cerca…