Streaming: crítica de «Better Call Saul – Bad Choice Road» (Netflix)

Streaming: crítica de «Better Call Saul – Bad Choice Road» (Netflix)

por - Críticas, Estrenos, Series, Streaming
14 Abr, 2020 06:55 | comentarios

El anteúltimo episodio de la quinta temporada de la serie creada por Vince Gilligan y Peter Gould es uno de los mejores de su historia. Un magistral recorrido por las emociones y miedos de la pareja protagónica para concluir con un final tenso y angustiante como pocos.

No suelo hacer críticas o reseñas de series hasta llegar a su final de temporada (o, algunas pocas veces, en algún punto intermedio de su duración), pero voy a hacer una excepción. Los motivos son tres: por un lado, ya lo he hecho antes al acercarse los finales de las grandes series y ésta es una de ellas (aunque le falte aún una temporada más); por otro, convengamos que tengo más tiempo que el habitual para dedicarme al asunto y, por último, porque fue un episodio extraordinario que vale la pena analizar en detalle. Obviamente, esto está LLENO DE SPOILERS!

No voy a resumir cómo la historia llega hasta aquí, pero lo que seguramente muchos se habrán dado cuenta es que en este episodio (el S05E09, técnicamente hablando) se cruzan definitivamente todas las fronteras entre el mundo legal más formal y el otro, en el que habita ahora Saul Goodman. Es cierto, esas fronteras se habían cruzado antes (cuando Jimmy pasa a ser «Saul» y, más aún, cuando se convierte en «amigo del cartel», como lo llama Lalo Salamanca), pero esta vez la que lo cruza es Kim Wexler, su esposa. En el episodio pasado se había acercado al peligro pero en «Bad Choice Road» ya hizo lo que la metáfora avisaba: tomó la Ruta de la Mala Elección, el camino equivocado. O bien: se topó con él y decidió que quizás era buena para eso.

Si hay algo que siempre fue atractivo de la relación entre Saul/Jimmy y Kim es la manera en la que ambos van y vienen por bordes de lo legal. De él ya lo sabíamos porque lo conocimos antes y lo curioso, de hecho, era verlo ejercer la ley en su lado más «formal». Ella, pese a ser una gran abogada que podría tranquilamente acomodarse en un estudio importante, siempre se vio tentada por los peligrosos juegos en los que Jimmy la metía. Y si bien muchas veces lo critica en su manera de actuar, es claro que el peligro le atrae. Y acá, además, confirma que es buena en eso también.

Resumiendo la trama que venía del episodio pasado. Saul y Mike logran salir del peligroso desierto en el que estaban perdidos, llegan a Albuquerque y Saul se ocupa de llevar el dinero y pagar la fianza de Lalo, ante la mirada sorprendida de las autoridades locales que lo ven depositar 7 millones de dólares en efectivo y sacados de un par de sucios bolsos. Pero Saul toma una decisión complicada, que es la de no contarles ni al mafioso ni a su mujer lo que realmente pasó en ese viaje (una masacre, literalmente) y explica su desaparición y su estado físico lamentable como una mezcla de agotamiento, deshidratación e insolación. Pronto revelará un poco más (sí, la orina en cuestión) pero no la verdad completa. Tanto Kim como Lalo descubrirán, de distintos modos, que Saul está ocultando algo y, cada uno a su modo, lo confrontará.

Lo que sucedió en ese episodio disparará dos cuestiones fundamentales. Por un lado, están las que quizás sean las escenas más romántica entre ambos en toda la serie: el llanto de Kim al enterarse que él está vivo y la confesión de Saul de que la idea de volver a verla fue lo que lo hizo seguir adelante en el desierto. Kim como su Tierra Prometida. Y, por otro, la decisión de ella de abandonar la monótona y aburrida tarea legal en el estudio para dedicarse a trabajar «para gente que lo necesita», pero de algún modo también tomando ese «camino equivocado» que le da título al episodio. Es decir, unir también fuerzas con Saul en el peligroso juego mafioso en el que él quedó metido. Cuando uno cree que Kim saldrá disparada para el otro lado, el personaje siempre sorprende doblando la apuesta para donde uno menos lo imagina.

Saul pasa por decenas de emociones a lo largo del episodio. De la desesperación de estar al borde de la muerte (el montaje paralelo con pantalla dividida al medio y con el cover de «Something Stupid» remite a uno idéntico de la cuarta temporada pero en un contexto muy distinto, ver arriba) a la aparente calma por haber llegado al hogar, calma que evidentemente está atravesada por el trauma de lo que vivió. Eso no solo lo descompone físicamente sino que lo deja medio nocaut profesionalmente ya que pierde un caso fácil en el que tiene que trabajar y es humillado por un abogado rival. Y justo cuando duda acerca del camino peligroso que ha tomado se entera, horrorizado, que Kim ha dejado el estudio, por lo que su estado de ánimo vuelve a cambiar otra vez.

Y en un episodio que está dedicado más que nada a sellar la extraña relación entre ambos, en ese momento aparece Lalo –todas las vueltas entre Lalo, Gus, Mike, Héctor y Nacho Varga las podremos discutir en los comments pero por ahora son secundarias– y genera la situación más tensa que recuerdo haber visto en toda la serie. Unos 15 minutos al mejor estilo Quentin Tarantino en los que Lalo se aparece en la casa de la pareja y, de modo muy amenazante, cuestiona a Jimmy sobre lo sucedido. Una y otra vez, repetitivamente. Y con un arma en el cinto, dándole aún más tensión a la situación. Como si esto fuera poco, pronto vemos que enfrente de la casa está Mike con un arma apuntando a Lalo, aunque con Kim cruzándosele en la mira permanentemente.

Como todos sabemos que la chica no forma parte de BREAKING BAD (ni siquiera se menciona su existencia), la serie juega todo el tiempo con el temor del espectador respecto a su suerte. Lalo tampoco está en la otra serie (ni Nacho Varga), pero el destino de ellos entra dentro del estilo de vida elegido o que les tocó en suerte. Pero cuando Kim sale a dar la cara por Jimmy y, con su pequeña figura, se impone verbalmente sobre el temerario Lalo, uno puede decir que la suerte está echada para ella también. Ahora Kim ya ha cruzado esa frontera y –lo quiera o no, lo sepa o no–, ya está en la mira. Literal y metafóricamente hablando.

Dirigido por Thomas Schnauz (es el quinto episodio de BETTER CALL SAUL a su cargo), «Bad Choice Road» se destaca especialmente por sus actuaciones. Si el anterior («Bagman») era uno de esos episodios violentos y específicos que suele reservarse el propio Vince Gilligan, o se los encarga a algún otro nombre reconocido (como fue el caso de Rian Johnson en el ya mítico «Ozymandias», de BREAKING BAD), en este caso el lucimiento fue más actoral que de puesta en escena.

Y los tres protagonistas de la serie tuvieron su momento. Saul, a lo largo del episodio, mostrándose mucho más frágil de lo habitual, en pleno stress post-traumático. Mike, especialmente, en esa especie de sesión de terapia que le da a Saul en el auto y que de algún modo es otro resumen más de la propia lógica de esta serie y también de BREAKING BAD: la idea de los caminos que uno elige tomar y de los que, por más que quiera, no logra escaparse. Y Kim, claro, especialmente en ese enfrentamiento en el que debe plantarse ante un capo mafioso armado que se le ha metido en su casa. Si bien ya no hay dudas del talento de Rhea Seehorn –ni de la riqueza del personaje–, esa escena selló para siempre dos cosas. Una, que ganará seguramente un premio Emmy. Y la otra, mejor ni pensarla…