Estrenos online: crítica de «Punto rojo», de Alain Darborg (Netflix)
En este film sueco de suspenso y terror una pareja de recién casados se va de vacaciones al norte del país y, súbitamente, su viaje de placer se convierte en una tremenda pesadilla.
La primera producción cinematográfica sueca hecha directamente para Netflix, PUNTO ROJO recrea de manera más o menos fiel y efectiva el tono y el clima de cierto cine de acción, suspenso y terror de los ’70, subgénero que tiene ejemplares clásicos como LOS PERROS DE PAJA, LA VIOLENCIA ESTA EN NOSOTROS o films australianos como WAKE IN FRIGHT, entre muchos otros. La línea narrativa normal de este tipo de thrillers suele incluir a un grupo de personas (parejas, amigos) que se va de viaje o de vacaciones a un lugar alejado de todo y se topan allí con una serie de personas violentas e inesperados peligros.
Este film que, a su manera, podría ser una extraña película de Día de San Valentín, arranca con una especie de «aviso» en el que vemos a un tipo lastimado en medio de la nieve explicándole a otro que no vemos que «no es culpa de ella». La película retrocede más de un año y vemos a este mismo tipo, David (Anastasios Soulis) haciendo una algo boba y fallida declaración romántica y propuesta de casamiento a Nadja (Nanna Blondell), quien la acepta. Darborg avanza un tiempo y ya los vemos viviendo juntos y con problemas: él juega a los videojuegos y ella tiene que limpiar todo a su alrededor. Hay discusiones y reproches. Todo parece indicar que el romanticismo ya fue.
Un día Nadja descubre que está embarazada y se lo cuenta a su vecino Thomas, pero no quiere decírselo a David, ni aún cuando su marido se aparece con un plan para «reavivar la pareja»: viajar al norte de Suecia en un recorrido que incluye esquiar y ver la aurora boreal. Apenas la pareja se detiene en una estación de servicio, ya nos damos cuenta que la cosa no será sencilla. Un tipo del lugar mira a Nadja (que es afrodescendiente) con malos ojos, su enorme perro los observa de modo intimidante y, al llegar a la posada en la que van a quedarse por unas noches, escuchan algunos otros comentarios racistas e incómodos.
Todo empeora cuando, al salir a la ruta junto con su propio perro, ven que su auto tiene un rayón. David está asustado pero Nadja no les teme y les «devuelve» el rayón en cuestión. Los locales –que parecen hermanos– la ven y ellos terminan saliendo velozmente de ahí rumbo a su noche en la montaña en la que esperan ver las luces en cuestión. Pero lo que terminan viendo, mientras están en su carpa, es otro tipo de luz. Se trata de «el punto rojo» del título. Al estar en medio de la nada no tienen idea de dónde viene, pero pronto empiezan a recibir disparos y ser atacados de otras maneras, lo cual los lleva a ocultarse. Recién ahí comienza una pesadilla de hechos violentos que no terminarán hasta el final de la película.
Sin escaparse de los formatos clásicos, Darborg construye una sólida y creciente mezcla de suspenso y terror. Si bien los personajes y las situaciones son un tanto prototípicos, la combinación entre esta pareja urbana y moderna enfrentada a lo que parecen ser violentos y racistas personajes de pueblo chico suele funcionar muy bien. Y algunas escenas en la nieve –en la que no tienen donde esconderse– aportan momentos casi hitchcockianos. De a poco vemos, además, que la película no tiene miedo a ser un tanto cruenta, algo que tenían los thrillers de los ’70 pero que los ejemplares más recientes fueron abandonando o disimulando. Acá hay momentos de shockeante violencia que parecen claramente inspirados en los clásicos de terror de esa época.
La película tiene, lamentablemente, un problema que aparece a la hora de sus poco más de 80 minutos. Quizás para escapar de lo que parece ser un relato muy tradicional, PUNTO ROJO toma un giro narrativo inesperado que hace cambiar muchas de las cosas que vimos hasta el momento. El problema no es la sorpresa en sí, sino que la película no la justifica previamente como para tornarla creíble. Es cierto que, luego de esa «revelación», conoceremos detalles más precisos que explican lo que está pasando, pero es un golpe de guión que Darborg parece sacar de la galera, más un pase de «magia» que un giro narrativo plausible. Explicar más sería entrar en territorio de spoilers, pero se darán cuenta al verlo y, si quieren, lo podemos debatir en los comentarios.
De ahí en adelante la película gira hacia territorios diferentes y más cercanos al terror clásico. Y más allá de lo injustificado de su «vuelta de tuerca», Darborg no pierde jamás el gusto por escenas incómodas y desagradables que seguramente obligarán a muchos a taparse los ojos. Los thrillers estadounidenses no se atreven últimamente a ir tan lejos en ciertas situaciones y eso hace que PUNTO ROJO sea, más allá de sus citados problemas, inquietante y sorprendente hasta su último plano. No parece haber piedad aquí, ni tampoco «justicia divina» ni hay un orden moral que merezca ser restablecido. Es el caos más puro y cualquier cosa puede suceder. Hasta la más repugnante.
SPOILERS SPOILERS SPOILERS!!!
Tengo la impresión que el hecho de haber matado el chico con el auto no está lo suficientemente establecido en la trama como para que sea creíble cuando aparece sobre el final. Hay algunos mínimos indicios –la rara pesadilla de él en la nieve– pero no alcanzan a justificar la vuelta de tuerca. En algún punto el cambio funciona, pero se siente un poco como una trampa. Y algo parecido pasa al final cuando aparece la mujer de Thomas: tampoco se había establecido que estaba ahí afuera así que su aparición tiene el mismo problema. Y en todo el flashback jamás vemos que Thomas tiene una esposa, salvo que yo me haya perdido ese detalle. Funciona pero es un poco tramposa.
Me parece que la muestran a la esposa un segundo, acostada en la cama, cómo llorando, y él al lado.
Coincido con la reseña de Lerer, y con las observaciones vertidas acá arriba. Me pregunto si la trama hubiese sido sólida si sólo era una disputa racista acentuada por los rayones. Tal vez lo del pibe atropellado le dio la necesaria razón que justificara toda la violencia, la persecución,.etc. Igual, me dejó sabor a poco.
¿»Afrodescendiente» ella habiendo nacido de madre sueca y en Suecia?
El final, no justifica la acción de los asesinos, al contrario, son más terribles y más malos que lo que hicieron ellos por un accidente, provocado por descuido del padre. No me gusto el final. No es una lección valedera, si no todo lo contrario, aunque muy buena película. Recomendable.
El delito del conductor es homicidio culposo, hasta huyendo no es pausible de una gran pena y si se quedaba aún menos.
Lo que comete el padre del niño muerto es homicidio agravado por alevosía, punible con prisión perpetua en todo el mundo.
Buenas tardes, acabo de verla. Coincido. Es uno de los giros más extraños que vi últimamente. Me parece que es muy sádico lo que hace el director con los espectadores haciéndonos sufrir una hora por el destino de la pareja para luego tener que hacer un cambio mental extremo en dos minutos donde lo único que queremos es que el padre del niño haga justicia. Y a todo esto ya veníamos sufriendo bastante. Sobre todo con el cruel asesinato del perro. Para los amantes de los perros es una de las peores cosas que podemos soportar en una película, pero es cierto que el cine ya no se estaba atreviendo mucho a este tipo de decisiones donde generalmente el perro se suele terminar salvando. Así que por ese lado coincido en que Darborg suma puntos con este y otros atrevimientos.
Creo que la película deja una sensación amarga, tanto por esta decisión caprichosa del final como también por el hecho de que quizás si hubiera tomado otros caminos podría haber sido una gran sorpresa de cine de género. Me genera curiosidad saber que irá pasando con los espectadores en estos días, si se sentirán indignados con la vuelta de tuerca o si la celebrarán como algo sorprendente y original.