Estrenos online: crítica de «La calle del terror (Parte 2): 1978», de Leigh Janiak (Netflix)

Estrenos online: crítica de «La calle del terror (Parte 2): 1978», de Leigh Janiak (Netflix)

La segunda parte de esta trilogía de terror que va retrocediendo en el tiempo transcurre en un campamento veraniego en el que una mítica bruja vuelve a hacerse presente dejando varias víctimas a su paso.

Una versión mejorada de la anterior –más organizada narrativamente y mejor construida dramáticamente–, LA CALLE DEL TERROR (PARTE 2): 1978 no termina por aprovechar del todo el concepto slasher que tenía el primer film pese a que la época es la que vio los mejores ejemplares del subgénero. Digamos que el film, que es secuela y precuela a la vez ya que esta es una trilogía que va cronológicamente al revés, se mueve más en el terreno de «película de campamento», de las que suceden en esos Summer Camps tan caros a la tradición estadounidense en los cuales los padres se desentienden de sus hijos a lo largo de casi todo un verano y, para los chicos, es una oportunidad para divertirse. Bueno, o quizás no.

Los chicos y adolescentes de las dos comunidades vecinas –la próspera Sunnyvale y la «condenada» Shadyside– coinciden y comparten ese Camp Nightwing en el que suele pasar de todo, para bien o mal. Aún antes de entrar en los temas más ligados a brujerías y asesinos, ya los asistentes al campamento han pasado por distintos tipos de experiencias, del bullying a las borracheras, de las peleas y humillaciones al sexo casual, y a veces todo en el mismo lugar y con la misma gente. Son los ’70, amigos, una época donde los «cuidadores» miraban para otro lado y dejaban que los chicos se las arreglaran por sí solos. Y no siempre salía bien.

Al cuadro de situación se le agrega, previsiblemente, la maldición de la bruja del siglo XVII que ya había demostrado su poderes en 1994. El film arranca en ese año, de hecho, cuando los sobrevivientes de la primera película se topan con una mujer (encarnada por Gillian Jacobs, en un rol lamentablemente muy breve) que les cuenta lo que pasó en ese campamento setentoso en el que todo el mundo parecía escuchar a David Bowie (la banda sonora sigue siendo una rockola de éxitos pop de la época, incluyendo Buzzcocks, Velvet Underground y Cat Stevens, entre otros), leer a Stephen King y usar chombas y remeras de colores primarios.

Las protagonistas son dos hermanas que no se llevan nada bien: Cindy y «Ziggy» Berman. La primera funciona como «consejera» del campamento, está pendiente siempre de su novio y reta a la menor por vivir metiéndose en problemas. Y algo de sentido tiene su acusación ya que Ziggy es una chica desafiante -en ese entonces la habrían llamado «problemática»– que vive peleándose con otras chicas y chicos de su edad. De hecho el film comienza cuando las chicas de Sunnyside quieren colgar de un árbol a Ziggy, acusándola de bruja, y ella termina zafando gracias a la aparición de otros consejeros.

El marco en el que transcurren los hechos es una competencia llamada la Guerra de los Colores en la que los chicos de una y otra ciudad se enfrentan en una serie de eventos. Pero pronto todo se descontrola cuando unos extraños descubrimientos –tumbas, ruidos raros, enmascarados con hachas– van dando a entender que hay cosas raras sucediendo en el Campamento. Y que el mito de la bruja Sarah Fier (sí, Fier se pronuncia muy parecido a Fear) quizás no sea tanto un mito sino algo más palpable y hasta real. Todo parece indicar que existió y hay hasta evidencias físicas (huesos, cuadernos, etcétera) que lo dejan en claro. Más aún, quizás se esté haciendo presente en uno de los chicos del lugar.

Para la segunda mitad la película tomará, sí, algunas de las características más brutales del slasher (es toda una sorpresa la primera vez que una cabeza de un adolescente sale volando de un hachazo) y la sangre correrá a diestra y siniestra, dejando a pocos sobrevivientes… o a pocos enteros y medianamente sanos de la cabeza. Y si bien la saga en sí no parece tener ni el poder mitológico ni la potencia de las novelas de King que parecen citar, 1978 es un tanto más fresca y coherente que la anterior, también a partir de utilizar un solo espacio físico (grande, pero único) como territorio para que la sangre, las maldiciones y los mitos se hagan presentes.

El final, claro, es un gran continuará. La saga termina el viernes 16 con PARTE 3: 1666. Y ya está el preview presentado para que ahí sí nos topemos, de una vez por todas, con brujas-brujas, con la famosa Sarah y con el inicio (o el final) de esta trilogía de terror que seguramente se olvidará tan rápidamente como está llegando a las pantallas de Netflix.

Nota: acá está la crítica de PARTE 1: 1994. La PARTE 3: 1666 se estrena el viernes 16 de julio.