Series: reseña de «Better Call Saul: Temporada 6/Episodio 5», de Vince Gilligan y Peter Gould (Netflix)

Series: reseña de «Better Call Saul: Temporada 6/Episodio 5», de Vince Gilligan y Peter Gould (Netflix)

Este tenso episodio se la serie va colocando a los personajes en posición para el conflicto fuerte que seguramente dará cierre a la primera mitad de esta última temporada. Estreno de Netflix.

Toda serie tiene un episodio claramente de transición, de esos que están armados para ir poniendo a los jugadores en sus respectivas posiciones antes de algún tipo de gran conflicto final. En el caso de BETTER CALL SAUL quizás haya sido este –o los últimos dos–, pero como es una serie que ha sabido demostrar que va más allá de sus específicos avances narrativos (digamos que saber quién vive o quién muere no debería ser lo único que importa), las transiciones no se sienten como tales sino como parte del desarrollo de cada personaje, sus cambios, evoluciones e involuciones, miedos y conflictos.

Además, la serie hace todo con tanta elegancia y cuidado que, aún cuando en un episodio no sucede demasiado, cada paso está narrado con una enorme atención por los detalle y procesos. Una de las cosas que separan a BETTER CALL SAUL y BREAKING BAD de posteriores «imitadoras» tipo OZARK pasa por ahí. En sus «copias», ese cariño por el detalle, la manera en la que un personaje se toma el tiempo para mover un cable, armar un regalo o elegir una corbata desaparecerían en un instante. En esas series se pasa de un momento «alto» a otro. Acá eso no pasa. La serie son sus detalles. Y eso es la que la pone en otro nivel que las demás. Es la versión «gourmet» del género, una hecha con elementos nobles para saborear de a poco.

Acá caemos en la cuenta de algo previsible: Howard Hamlin descubre que Kim y Jimmy/Saul son los que están plantando y distribuyendo información para hacerlo quedar mal frente a su jefe. La forma en la que elige empezar a resolver ese problema no es la convencional (hay una foto aquí arriba que lo muestra) pero quizás lo principal pasa por lo que viene después, ligado a su dedicación a devolver los «favores» realizados. No sabemos qué planea pero puede complicar a la dupla. O a él.

Esa es uno de las subtramas que más tiempo ocupan en el episodio, ya que incluye también la apresurada apertura de la oficina de Saul que solo tiene un escritorio, un inodoro y a su nueva y futura secretaria. Es entendible que ante la perspectiva de la llegada de Lalo Salamanca y una amenaza de muerte que pende sobre sus cabezas, eso puede parecer menor o poco importante, pero es dable pensar que si se sigue adelante en detalle con el caso por algo es. Y Kim, a la vez, que sabe/sospecha que Lalo sigue vivo, conecta rápidamente las dos situaciones.

El segundo eje pasa por un Gus Fring particularmente asustado y temeroso por la que considera inminente llegada de Lalo. Su obsesión ya le está haciendo perder el control en varios sentidos (y lugares) y sabemos también que planea algo específico en su «bunker» con o sin la ayuda de Mike, más preocupado por controlar quién pasa alrededor de la casa a través de las cámaras.

El nuevo y tenso episodio de la serie va colocando a los personajes en posición para lo que se adivina como el conflicto fuerte que dará cierre a la primera mitad de esta última temporada. Estreno de Netflix.

Y finalmente sí, regresa Lalo, pero lo hace en Alemania, en un bar nocturno, «topándose» allí de un modo evidentemente no casual con Margarethe Ziegler (Andrea Sooch), la viuda de Werner Ziegler (si no lo recuerdan, es un importante personaje de la temporada 4 que se dedicó a la construcción del laboratorio secreto de Gus) y tomando unas copas con ella para, en la mañana siguiente, infiltrarse en su casa buscando alguna información que finalmente encuentra y que explica el específico comienzo del episodio. ¿Qué hará con eso? Se verá…

Todo queda «en suspenso», literalmente, esperando los dos episodios finales de esta media temporada (son siete ahora y los últimos seis empiezan en julio) en los que evidentemente las piezas se irán empezando a cerrar. Esta «moda» de las temporadas divididas en dos hace que uno espere algún tipo de momento fuerte en esa mitad, en esa caprichosa subdivisión. BETTER CALL SAUL no tiene ya necesidad de hacerlo. Saben sus creadores que si llegamos hasta acá seguiremos con los pocos episodios que nos faltan. Pero es indudable –es una marca de la casa y hasta de la industria– que este bloque de episodios tendrá que terminar con algún momento tenso, fuerte y hasta quizás violento. Y si me preguntan a mí, por algún motivo al que veo más en problemas es a Hamlin. ¿Apuestas?