Berlinale 2023: crítica de «Matria», de Alvaro Gago (Panorama)
Una mujer renuncia a su trabajo en una fábrica en Galicia cuando le bajan el sueldo y comienza una lucha para recuperar su dignidad personal y profesional. Con María Vázquez.
Ramona es un personaje que bien podría existir en las primeras películas de los hermanos Dardenne o en cierta etapa del cine de Ken Loach. Una trabajadora, frontal, directa, sacrificada, intensa, de esas que no se callan aunque eso le produzca problemas. La suya es una vida de sacrificios y esfuerzos que no siempre son reconocidos. Ni su hija y, especialmente, su marido parecen valorar el día a día de Ramona. No es que ella busque o pida reconocimiento sino que, al menos, no le compliquen aún más las cosas.
La mujer trabaja en una empresa de limpieza en un pueblo costero de la zona de Rías Baixas, en Galicia, y es una severa y efectiva encargada de un sector. Un día la empresa en crisis se asocia con otra y, de entrada, anuncian que van a rebajar los sueldos del personal. Todas las trabajadoras se quejan, algunas aceptan, pero no Ramona. Ella no se rebajará a ganar cinco euros por hora y se va gritándoles en la cara a los viejos y a los nuevos dueños.
La película no se centrará en la lucha gremial por recuperar ese lugar o los viejos sueldos. No. Ramona tiene una energía imparable (agotadora, por momentos) y está buscando diez trabajos a la vez a las pocas horas. Pero todos son igual o peores que el anterior. Y la mujer de cada entrevista se va a los gritos o a los portazos. Hasta que aparece una oportunidad, la de acompañar y asistir a un hombre mayor que está solo y que parece tan terco y «cabezadura» como ella. La primera impresión no es buena, pero uno ya nota que no tardarán en llevarse bien.
En paralelo Ramona lidia con un marido bastante inútil, que vive alcoholizado o le grita por cualquier cosa. Y su hija adolescente de un matrimonio anterior, Estrella (Soraya Luaces), se rebela también porque siente que su madre jamás tiene tiempo para sus necesidades, algo que es un poco cierto. Ramona, que no es la más sutil ni comprensiva de las personas, termina enojándose con todos. El fastidio y la bronca puestas en acción –la mujer no para nunca– parece ser su modus operandi.
Pero no siempre alcanza. Por más que tenga un nuevo trabajo en el que se siente cómoda, se reencuentre con una amiga más simpática y relajada, salga con ella a beber y las cosas parezcan mejorar, la vida personal y familiar de Ramona seguirá generándole inconvenientes. ¿Encontrará esta esforzada mujer una forma de levantar cabeza? ¿Podrá hallar algo de paz, de calma, de contención humana, de libertad?
MATRIA es un seco, efectivo y humanista relato, extensión de un corto del propio director, que se basa en un personaje que conoció en la vida real. En el corto era ella misma la protagonista (nombre real: Francisca Iglesias Bouzón), pero en el largo la reemplaza una actriz profesional, María Vázquez (MATAHARIS, TROTE), que es puro nervio, energía e intensidad, seguida por un camarógrafo seguramente agotado de tanto correr. Hablada en gallego, la película transcurre en barriadas urbanas populares de la zona, cuyo clima por momentos hace recordar también a las películas de Ken Loach sobre estas heroínas cotidianas que no están dispuestas a dar el brazo a torcer y que no temen ir hasta las últimas consecuencias en la pelea por lo que merecen.