Series: crítica de «División Palermo», de Santiago Korovsky (Netflix)

Series: crítica de «División Palermo», de Santiago Korovsky (Netflix)

Esta serie argentina se centra en los miembros de una guardia urbana inclusiva, compuesta mayormente por minorías, que trata de descubrir y atrapar a una peligrosa banda criminal. Con Santiago Korovsky, Pilar Gamboa y Daniel Hendler. En Netflix.

La idea es curiosa pero no del todo absurda. De hecho, uno podría imaginarla como una de esas tantas acciones de «lavado de cara» que suelen hacer empresas privadas o funcionarios públicos. En este caso hablaríamos de un «diversity washing«. La División que da título a la serie funciona más como operación de marketing que otra cosa, organizada en el barrio de Palermo por el gobierno porteño (acá no se dan nombres ni se habla de partidos aunque cada uno puede sacar sus propias conclusiones) para mostrar una cara amigable e inclusiva en las fuerzas de seguridad. Es una Guardia Urbana compuesta por minorías o personas que normalmente no integrarían ese tipo de fuerza y cuya función consiste en algo así como colaborar en asuntos menores y cotidianos del barrio, de esos que no requieren llamar necesariamente a la policía de verdad.

Felipe Rosenfeld («Feli» para los amigos, interpretado por el propio Korovsky) es un joven nervioso y timorato que acaba de separarse de su pareja (Camila Peralta) justo después de haberse mudado con ella. El tipo es tan pasivo e ineficaz que hasta su padre lo echa de la empresa familiar en la que ¿trabaja? y lo manda a «buscar nuevas oportunidades». Y accidentalmente la oportunidad aparece cuando le roban la mochila, va a la estación de policía y, en lugar de que le atiendan el reclamo, el tipo termina teniendo una entrevista laboral para entrar a esa recién creada guardia urbana cuya lejana responsable (siempre aparece en videos como si estuviera en medio de algún combate) es una belicosa ministra de seguridad (Valeria Lois) cuyo parecido con cierta persona real es, digamos, pura casualidad…

El grupo que queda ahí es un ejemplo claro de diversidad, aunque nadie –ni siquiera los organizadores, cuyo principal responsable es un tal Miguel, interpretado por Daniel Hendler– tiene muy en claro su función y organización. Su concepto de minorías es también un poco amplio y heterogéneo, pero todo está hecho con tal cariño y simpatía que uno supone que nadie se ofenderá por cierta tipificación y estereotipos ya que, finalmente, son los héroes de esta historia.

A Miguel –el naive organizador– le falta un brazo, Sofía (Pilar Gamboa) está en silla de ruedas, hay una chica trans (Valeria Licciardi), un joven ciego (Facundo Bogarín), un señor bastante mayor que escucha muy poco (Julio Marticorena), un hombre de muy baja estatura (Hernán Cuevas), otro bastante obeso (Jonathan Jairo Nugnes), un inmigrante de Bolivia con dotes de comediante (Renato Condori Sangalli) y Felipe, quien no está muy seguro si ser judío cuenta como «discapacidad» pero al que muchos ven directamente como alguien dentro del espectro autista.

Esto, que parece el inicio de un chiste malo y viejo, tiene su gracia ya que el propio guiño es que esa división está armada básicamente para no hacer nada y «usarlos» como campaña publicitaria. Pero el operativo no da los resultados deseados porque los integrantes no hacen más que meterse en problemas, algunos más buscados que otros, y pronto tienen a la propia policía, a los medios y a alguna gente en contra. Sin querer –como suele pasar en estos casos–, Felipe termina topándose con un grupo que se dedica a algo que no sabemos bien qué es pero que lo hace de manera muy violenta. Y ya al final del primer episodio hay un tiroteo que termina impactando en uno de los miembros de la división y que lleva al bastante inoperante protagonista a intentar descubrir qué hay detrás de todo eso.

Pero lo principal pasa por las relaciones, la camaradería y los confusos intentos de romance dentro del grupo. Charo López y Martín Garabal interpretan a Paloma y Esteban, dos policías «reales» que conviven con esta división de una manera que empieza siendo un tanto incómoda pero luego mejora. Mientras tanto, otros policías del equipo (Marcelo Subiotto, Sergio Prina y Agustín Rittano) tienen con ellos una relación que pasa de burlona a un tanto más tensa. Unos y otros –cada uno a su manera y con sus objetivos– tratan de descubrir quienes son los que están detrás de ese balazo que dejó a un miembro de la División Palermo en coma y a qué se dedica. Y allí aparecerán Carlos Belloso, Iair Said y Alan Sabbagh, entre otros.

El caso policial en sí es secundario pero, a la vez, sorprendentemente violento para el tipo de humor amable y jovial que tiene por otro lado la serie, lo cual llama bastante la atención. Lo principal se va armando en la relación entre Feli y Sofi, en la vida de Feli con su familia (Fabián Arenillas y Gabriela Izcovich interpretan a sus padres), con su ex, en las idiosincracias de los distintos personajes de la división (hay un par de secundarios muy graciosos y ocurrentes, como la señora que funciona como una recepcionista de la comisaría o la abuela de Feli) y en los choques entre ellos y los que los miran de afuera con sorna y condescendencia. El potencial riesgo de caer en algún chiste obvio o de mal gusto desaparece (bah, al menos es la sensación que uno tiene) porque, salvo un par de excepciones, están hechos por sus propios protagonistas.

DIVISION PALERMO es por momentos muy graciosa. Korovsky y el equipo de guionistas que lo acompaña (él codirige también la serie junto a Diego Núñez Irigoyen) resuelven con ingenio el complicado escenario que usan para hacer humor y, a la vez, aportan muy inteligentes ideas sobre determinados comportamientos sociales, además de buenas resoluciones visuales para algunos gags, empezando con el que abre la serie. Y si bien la trama policial por momentos cae en ciertas redundancias y complicaciones un tanto previsibles, el carisma y el talento del elenco soluciona prácticamente cualquier inconveniente que se le presenta. Se trata de una primera temporada de algo que, por la manera en la que concluye, claramente continuará. Sea en Palermo o en otro barrio, todo parece indicar que hay guardia urbana para rato…