Series: reseña de «Un asesinato en el fin del mundo – Episodios 1/2», de Brit Marling y Zal Batmanglij (Star+)

Series: reseña de «Un asesinato en el fin del mundo – Episodios 1/2», de Brit Marling y Zal Batmanglij (Star+)

Una autora de libros sobre crímenes reales es invitada a una reunión ultrasecreta en Islandia con millonarios en la que pronto aparece un muerto. Con Emma Corrin, Clive Owen, Alice Braga y Joan Chen. Los primeros dos episodios ya están disponibles en Star+. Todos los martes saldrá uno nuevo.

Si sos una experta en resolver crímenes, te invitan a una reunión social y aparece alguien muerto allí, lo primero que tendrías que pensar es que no te invitaron de casualidad. Y eso, más o menos, es lo que sucede en los dos primeros episodios de UN ASESINATO EN EL FIN DEL MUNDO, la nueva serie de los creadores de THE OA, una intrigante trama policial que ofrece, al menos en principio, una versión modernista y tecnologizada del clásico recurso de juntar un grupo grande de personas en un lugar alejado de todo y ver cómo empiezan a caer cual fichas de dominó.

Un poco una película de «casa embrujada», otro poco una versión invernal y muy seria de sagas como las de ENTRE NAVAJAS Y SECRETOS y un tanto también un thriller tecnológico con hackers e inteligencia artificial, A MURDER AT THE END OF THE WORLD tiene como protagonista principal a Emma Corrin, la actriz de THE CROWN, que encarna a Darby Hart, una joven aficionada y apasionada por la resolución de crímenes a partir de haber crecido con un padre que se dedicaba al tema y la solía incluir, por motivos que irán viendo, en sus recorridas a lo largo y ancho de un pequeño pueblo de Iowa.

Cuando la conocemos, Darby ha publicado un exitoso libro sobre un famoso caso que ella resolvió años atrás («The Silver Doe» es su título) con la ayuda de Bill Farrah (Harris Dickinson), otro joven que como ella tenía pasión por resolver crímenes y hackear computadoras. Por más que Darby se vista y actúe como la misma chica solitaria que siempre fue (buzo con capucha, auriculares enormes, cara de pocos amigos), su fama es, en apariencia, lo suficientemente grande como para recibir una sorpresiva invitación. Mediante un asistente artificial que se presenta en su casa, un magnate de la tecnología llamado Andy Ronson (Clive Owen, en una versión elegante de los Zuckerberg-Jobs-Musk que pululan por el mundo) la convoca a un retiro muy particular que tendrá lugar en un elegante hotel en Islandia.

En un avión privado llegan hasta ese paraje perdido en medio de la nieve un grupo de importantes sujetos. Entre ellos están Sian (Alice Braga), una doctora/astronauta; Lu Mei (Joan Chen), una billonaria china de la tecnología; Martin (Jermaine Fowler), un cineasta de origen afroamericano; un especialista en meteorología que estudia el cambio climático (Javed Khan), una militante política (Pegah Ferydoni) y un creador de robots (Ryan J. Haddad). Allí los esperan, además de Ronson, uno de sus socios llamado David (Raúl Esparza), su «asistente artificial» al que llaman Ray (Edoardo Ballerini) y la esposa del dueño de casa, Lee Anderson (la co-creadora de la serie Britt Marling), una mítica hacker admirada por Darby.

Y el que se aparece ya directamente ahí, también, es el propio Bill, a quien Darby no veía desde hace bastantes años y que ahora se ha convertido en un mítico y misterioso artista plástico conocido como Fangs, una especie de Banksy de este mundo. Todos están ahí como parte de un think tank que Ronson organiza, un encuentro con las «grandes mentes» del planeta armado para pensar el complicado y desafiante futuro que los y nos espera. Pero todo el organigrama se desarma sorpresivamente cuando, al fin del primer episodio, uno de los invitados aparece muerto. Las preguntas son las obvias. ¿Fue un accidente? ¿Un suicidio? ¿Lo mataron? Y, de ser así, ¿quién pudo haberlo hecho y por qué?

Darby, la que más conoce de estos asuntos, se ve implicada directamente en tratar de resolver el caso. Y eso, amigos, es lo que UN ASESINATO EN EL FIN DEL MUNDO presenta como atractiva invitación a lo largo de sus dos primeros (y bastante largos) episodios de una serie que tendrá un total de siete. En el medio, mientras todos se debaten si seguir con la reunión y/o intentan averiguar qué pasó, habrá flashbacks a la infancia, adolescencia y a los anteriores pasos de Darby como investigadora, con o sin el tal Bill. Todo este combo más o menos clásico, no olviden, está atravesado no solo por criaturas y voces hechas con IA –quizás sean más de las que parecen, no se sabe– sino por algunas ominosas pesadillas que parecen dar a entender que no tenemos que creer todo lo que vemos.

Cualquiera que haya visto la extrañísima OA sabe que no debe tomar las cosas tal como vienen en las series de la dupla, que seguramente haya trucos, trampas y vueltas de tuerca esperando en cada nuevo episodio. Es claro que hay mucho más acá que resolver el misterio de quién es el asesino, pero la serie está armada como una serie de capas que abren nuevas y nuevas puertas. El antecedente creativo de Marling y Batmanglij, además, hace que uno prefiera no sentenciar nada y dejar abiertas las posibilidades para lo que pueda venir.

Dos episodios no son suficientes para dejar en claro nada, pero sí son bastante atractivos para querer saber más acerca de este mundillo y sus personajes. No solo por la combinación entre el clásico whodunit con la tecnología digital sino también por un elenco que incluye muchos nombres valiosos, empezando por la propia Corrin –que ya no es una revelación pero sí un rostro memorable y una gran intérprete– y siguiendo por Owen, Chen y Braga, tres actores reconocidos y usualmente muy sólidos en casi todo lo que hacen. Todos los martes habrá un episodio nuevo de UN ASESINATO EN EL FIN DEL MUNDO y, seguramente, al final de cada uno de ellos, todo lo que escribí acá habrá quedado inevitablemente viejo.