Estrenos online: crítica de «Saltburn», de Emerald Fennell (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «Saltburn», de Emerald Fennell (Amazon Prime Video)

Esta mezcla de comedia negra y retrato social se centra en un joven estudiante de Oxford que pasa un extraño verano en el fastuoso caserón de la familia de un amigo de la universidad. Con Barry Keoghan, Jacob Elordi, Rosamund Pike y Richard E. Grant. Estrena Amazon Prime Video el 22 de diciembre.

Un hombre misterioso, intruso en casa ajena. El choque entre clases sociales, usos y costumbres. El amor, la obsesión, el deseo. Todos esos elementos clásicos del drama (no solo) cinematográfico se hacen presentes, con mayúsculas, en SALTBURN, la nueva y aún más brutal comedia negra de Emerald Fennell, la directora de HERMOSA VENGANZA (PROMISING YOUNG WOMAN), quien parece colocar acá, en la lucha de clases, lo que puso allá en la de géneros. Parece es la palabra clave, ya que una de las tantas diferencias entre ambas películas tiene que ver con el hecho de las apariencias, de lo que se dice, se ve y lo que realmente sucede. Las otras diferencias tienen que ver con el medio en el que la trama funciona, el tono mucho más excesivo que este film tiene y, fundamentalmente, su imposibilidad de generar la empatía suficiente como para que todo funcione como debería hacerlo.

Se trata de una película pensada como un statement, en tono de ácida comedia de costumbres, que juega en ese terreno tan caro a muchos cineastas contemporáneos que es el de confundir shock con análisis e impacto con profundidad, directores que creen que la crueldad es una forma de honestidad brutal. Más allá de sus modales muy británicos, SALTBURN conecta con películas de realizadores como Ruben Östlund o el Yorgos Lanthimos de dos o tres películas atrás, con esa sensibilidad propensa a pensar el mundo como un campo de batalla entre fuerzas enfrentadas que, en el fondo, son igualmente horribles y dañinas.

Como propuesta cinematográfica, SALTBURN conecta con la tradición de las películas británicas de country houses opulentas, en las que todo lo que puede suceder, sucederá. Hay allí un elemento disruptivo que todo lo complica –alguien que parece hacer chocar la alienación de las clases altas con el sufrimiento de las bajas– y que conduce el guión hacia un relato de suspenso. Hay un poco de TEOREMA, de Pier Paolo Pasolini; otro tanto de trama hitchcockiana por la vía Patricia Highsmith y un aspecto homoerótico que convierte al film en el reverso brutal de películas como CALL ME BY YOUR NAME. Pero, en lo esencial, es una película sobre el desprecio, la manipulación emocional (y económica) y esa zona gris en la que el odio y el amor se juntan para sacarse chispas.

Barry Keoghan, que combina aquí sus dos registros favoritos, el de entrañable víctima (THE BANSHEES OF INISHERIN) y el de siniestro calculador (EL SACRIFICIO DEL CIERVO SAGRADO), encarna a Oliver Quick –ya el nombre es una directa invitación a trazar linajes–, un joven del área de Liverpool que arriba a la Universidad de Oxford en 2006 sin ser parte de la, ejem, casta que circula por esos exclusivos ámbitos académicos. Oliver no se viste como debe, no lo invitan a las fiestas en las que hay que estar y lo ridiculizan en el grupo de amigos hijos de millonarios que circulan por allí como si estuvieran en el jardín de su casa.

Pero al joven le obsesiona entrar en ese mundillo, especialmente tras quedarse flechado con Felix Catton (Jacob Elordi, de EUPHORIA y la inminente PRISCILLA), el más carilindo y en apariencia amable del grupo, el líder por el que todas y todos se desviven, algo así como el quarterback del equipo de fútbol americano solo que en su versión clase alta británica. Accidentalmente se cruzan, Felix termina incluyéndolo en su grupo –pese a las miradas de desaprobación de sus amigos, en especial de Farleigh (Archie Madekwe)– y se transforman en inesperados compinches. Cuando Felix escucha su dura historia familiar de padres adictos y abandónicos, y tiempo después se entera que su padre falleció, lo invita a pasar el verano en el caserón familiar que da título a la película.

Allí aparece ese otro gran protagonista que tiene el film: la casa en la que transcurre la historia. Si bien la primera media hora, la que sucede en Oxford, termina siendo la mejor, es apenas el prolegómeno, la introducción al Saltburn propiamente dicho, en donde Oliver es recibido por un pomposo mayordomo llamado Duncan (Paul Rhys), cuya actitud nos introduce en la que claramente será una etapa más extravagante del relato. En esa opulenta y enorme casa ubicada en plena campiña inglesa, a unas dos horas al norte de Londres –mansión que la cámara recorre cuarto por cuarto mientras Felix se la muestra, casualmente, al recién llegado y sorprendido Quick–, viven los Catton.

La familia de Felix es un excéntrico combo que incluye a mamá Elspeth (Rosamund Pike, lo mejor de la película), papá Sir James (Richard E. Grant), su hermana menor Venetia (Alison Oliver) y a la «pobre Pamela» (Carey Mulligan), una «necesitada» amiga de la familia que vino de visita pero no se va nunca. Y todos tratan al recién llegado con una mezcla de condescendencia y desprecio, intrigados y a la vez fascinados por tener a un miembro de la «gente común» (sí, la película incluye una referencia muy puntual a la canción de Pulp) entre ellos. Elspeth, de hecho, no tiene idea donde queda… Liverpool.

Todos suponen que el tal Oliver será un «juguete» para el aburrido Felix, un amiguito para pasar el verano entre fiestas, lecturas de Harry Potter, visitas a la piscina u otros correteos por el campo, algo que el chico hace cada año. Pero el recién llegado no está dispuesto a ser usado de ese modo, ni convivir con la mirada algo despreciativa de los Catton o de Farleigh, otro habitué de la casa que lo observa desconfiado, sabiendo que le está sacando su lugar. A su modo, Ollie hará lo imposible para ganarse a la familia con metodologías que pueden parecer un tanto maquiavélicas. ¿Será que la víctima pasará a ser victimario? ¿Hay algo del destrato in situ que lo lleva a tensar todo o es algo más planificado? Y esa atracción que siente por Felix, ¿cómo la resolverá?

SALTBURN pega un salto hacia un territorio más ampuloso cuando la aparentemente apacible convivencia empieza a volverse un tanto más enredada, un combo de gente que espía a gente, que opera sobre las vidas de los otros y busca tensar relaciones. En el medio Fennell mete algunas escenas de impacto que buscan ser comentadas en redes –varias de corte sexual y bastante perversitas– y que van llevando lo que era una sátira social a transformarse en una brutal y decadente comedia negra con elementos de suspenso. De ahí en adelante la película pierde la línea y hasta las formas, empecinada en tensar las cuerdas a costa de arruinar cualquier tipo de plausibilidad.

Si bien la credibilidad es un problema menor –la película se va moviendo de a poco hacia un tono más grandilocuente que acepta el absurdo–, lo que complica realmente la conexión entre el espectador y los acontecimientos que se van produciendo en la casa, es que cualquier rasgo parecido a lo humano de allí en adelante se esfuma. Es difícil encontrar algún personaje tolerable en ese universo de millonarios alienados –en una escena no se permiten suspender un almuerzo pese a un hecho trágico– y un tipo humilde, posiblemente tramposo, con el que parecen jugar una pulseada mortal. De hecho, uno termina sintiendo más simpatía por los ricachones que por el protagonista, lo cual pone patas para arriba cualquier atisbo de crítica social de la película.

SALTBURN es entretenida, posee algunas escenas memorables –una descontrolada fiesta, algunos ridículos karaokes, una sorprendente salida al «mundo real» y las mencionadas escenas de curiosos intercambios de fluidos corporales– y diálogos feroces en boca de un grupo de grandes intérpretes, pero en el fondo no es mucho más que una hueca provocación, una elegante y desmedida comedia que no tiene mucho para decir –o dice cosas por lo menos problemáticas– acerca del mundo que retrata. Una película hecha, como dice una famosa canción de Blur, por una «cínica profesional cuyo corazón está en otra parte«.


BANDA SONORA ORIGINAL:


PLAYLIST OFICIAL DE CANCIONES QUE SE ESCUCHAN EN LA PELICULA: