BAFICI 2024: crítica de «A Traveler’s Needs», de Hong Sangsoo

BAFICI 2024: crítica de «A Traveler’s Needs», de Hong Sangsoo

por - cine, Críticas, Festivales
18 Abr, 2024 08:59 | comentarios

En la nueva película del director de «The Day After», Isabelle Huppert interpreta a una enigmática mujer que enseña francés a alumnos particulares en Corea.

Las películas de Hong Sangsoo que no están habladas en coreano presentan, de entrada, un planteo bastante distinto a las que hacen en su idioma original. Es que una de las riquezas características del cine de Hong pasa por escuchar a sus personajes hablar, desdecirse, buscar con y entre las palabras generar un efecto en el otro. Son películas de conversaciones largas, indirectas y en las que el espectador se pierde buscando eso otro que está ahí pero no se enuncia, o no del todo. Cuando eso desaparece o se siente muy acotado por el limitado manejo del idioma inglés de los personajes (y los actores), esa línea de lectura se esfuma y aparece otra cosa.

Las películas habladas en su mayoría en inglés de Hong están protagonizadas por Isabelle Huppert (me refiero a ANOTHER COUNTRY y CLAIRE’S CAMERA) y son historias que apuntan más a la confusión, al misterio, a la extrañeza y al efecto cómico que se genera en los incómodos silencios y las repeticiones de sus diálogos. A falta de verborragia lo que hay es torpeza, diálogos tentativos, conversaciones que giran en falso y sonrisas para tapar cualquier bache que el idioma no puede cubrir. La palabra en inglés awkward –quizás intraducible en su manojo de significados– es la que mejor define los intercambios que se suceden en films como A TRAVELER’S NEEDS. Entonces la mecánica hay que buscarla por otro lado.

Toma un tiempo, como siempre sucede cuando las películas de Hong son en inglés, habituarse a la novedad. Lo que veremos acá, de entrada, es a una mujer francesa llamada Iris (Huppert) conversando en una casa con una joven coreana llamada Isong (Kim Seung-yun). Ella tocará el piano e Iris irá haciéndole preguntas mientras pasa de la sala al patio: «¿Cómo te sentiste al tocar?» ¿Qué te pasó al hacerlo?«. Iris anotará en un cuaderno, y dirá en voz alta en francés, las limitadas respuestas de Isong («muy contenta», «la melodía es linda» y cosas así), mientras trata de sonsacarle algo más íntimo y personal. Finalmente lo logrará e Isong confesará algunas sensaciones un tanto más honestas y menos generales. ¿A qué se debe todo este cuestionario?

De a poco quedará claro que Iris da clases de francés y que se trata de una técnica que se inventó para que sus alumnos aprendan el idioma de una manera que ella considera más personal que la clásica repetición de preguntas que considera «infantiles». Tras terminar con Isong y almorzar algo en un restaurante, Iris irá a la casa de Wonju (Lee Hye-young), quien, acompañada de su marido Haesoon (Kwon Hae-hyo), tomará clases por primera vez con ella también. A Wonju le resulta extraño y un tanto incómodo el método de Iris, pero de a poco se irá soltando y, con algunas diferencias, se repetirá el sistema y los diálogos del encuentro anterior, solo que regado de alcohol, como suele pasar en el cine de Hong.

Estas dos largas escenas serán la presentación de un personaje enigmático y curioso, simpático y extraño como es Iris, una mujer francesa en Seúl, vestida con un saco color verde que parece fundirse con las pinturas de las terrazas o los parques por los que suele pasear. El tercer encuentro revelará más acerca de la vida de la mujer allí –será con otro Inguk, un joven que no es un alumno–, pero no demasiado. Y a partir de una serie de escenas entre ellos dos y, luego, entre Inguk (Ha Seong-guk) y su madre (Ha Jin-wha) –que viene a visitarlo y pone un manto de dudas acerca de quién es esta mujer– se irá habilitando una suerte de misterio acerca de quién es y qué quiere Iris que Hong maneja de manera esquiva.

Es recién en su segunda mitad que A TRAVELER’S NEEDS parece encontrar su marcha, su vuelo. Si bien los dos primeros encuentros «laborales» ofrecen algunos momentos simpáticos y raros propios del cine de Hong con Huppert como protagonista, por momentos parece tratarse de versiones modestas de las repeticiones y coincidencias de otras películas suyas. Es en el tercero y, especialmente, a partir de la larga escena de la conversación, en coreano, entre Inguk y su muy metida madre –que quiere saber todo de su vida–, que nos empezamos a preguntar cosas acerca de Iris que de entrada dimos por sentadas, más que nada, porque en el fondo todos sabemos que es Isabelle Huppert y estamos familiarizados con su cara, su voz y su presencia.

La película –premiada en la última Berlinale– entra así en un terreno enigmático, y la afectuosa y risueña profesora de francés y bebedora de makgeolli cobra otra dimensión. Su estancia en Corea se vuelve misteriosa y hasta ese simple chaleco verde acaso sea más que eso. O no. Quizás no sea otra cosa que una mujer francesa tratando de ganarse la vida como puede en una ciudad, un país y una lengua que le son ajenas. Hong habilita esa idea casi fantasmagórica: ¿será Iris una especie de hada aparecida allí en medio del «bosque» para lograr que la gente se suelte y cuente cosas personales, para liberarlas de sus presiones y represiones? ¿Será una improvisada quedándose un tanto tramposamente con el dinero de los locales? ¿O será, simplemente, Isabelle Huppert filmando una película con su amigo Hong Sangsoo en Seúl? Probablemente, las tres cosas. O quizás ninguna de ellas.