Estrenos online: crítica de «La gran exclusiva» («Scoop»), de Philip Martin (Netflix)

Estrenos online: crítica de «La gran exclusiva» («Scoop»), de Philip Martin (Netflix)

Este drama inglés se centra en el detrás de escena de la entrevista que el Príncipe Andrew le dio a la BBC y que selló su futuro en la realeza británica. Estreno de Netflix.

Utilizando un formato de thriller que, a diferencia de los relatos tradicionales de suspenso, tiene una entrevista como su escena clave, SCOOP cuenta el detrás de escena de una nota que se transformó en escandalosa y central para el futuro del Príncipe Andrew de la corona británica. Es la que Andrew le dio a Emily Maitlis, una famosa conductora de la BBC, queriendo limpiar su imagen tras el escándalo que generó su conexión con Jeffrey Epstein, quien para entonces ya había sido condenado por pedofilia y sospechosamente «suicidado» en prisión.

La película se basa en el libro «Scoops: Behind the Scenes of the BBC’s Most Shocking Interviews«, que escribió Sam McAllister, una productora de noticias del canal quien fue la principal responsable en conseguir la entrevista en cuestión. Adaptada por el conocido guionista Peter Moffat (CRIMINAL JUSTICE), la película arranca en 2010 cuando un fotógrafo neoyorquino consigue una foto en la que se ve al Príncipe (Rufus Sewell) saliendo de la casa de Epstein en Manhattan y caminando junto a él por el Central Park. Para ese entonces, Epstein ya había sido condenado por algunos de estos crímenes, por lo que la conexión fue escandalosa.

En 2019, nueve años después de ese hecho, Sam McAllister (interpretada por Billie Piper, actriz de la excelente serie I HATE SUZIE) es una productora de Newsnight, programa nocturno de noticias de la BBC. Para ese momento, el medio público británico está sufriendo algunos recortes y buscando una programación un poco menos «seria y formal» y más atractiva para el gran público. Y Sam, que tiene un interés por temas un tanto más populares, empieza a acercarse al Palacio de Buckingham con la intención de conseguir una entrevista con Andrew para hablar del escándalo.

Tras una serie de complicaciones internas –ella siente que en el programa no le dan el lugar que merece y la marginan– y otros asuntos un tanto intrascendentes de su vida personal, McAllister empieza a trabar relación con la secretaria privada de Andrew (Keeley Hawes), justo en el momento que el escándalo de Epstein reaparece, ya que el hombre es capturado por el FBI tras una nueva serie de denuncias. Tras su suicidio, Andrew quiere limpiar su imagen y acepta ser entrevistado por Maitlis (Gillian Anderson), y la segunda mitad de la película se centrará en las reuniones previas, la preparación, los detalles y la entrevista en sí.

Se trata de un drama tratado con la intensidad de una película de suspenso, cuya mayor potencia pasa por entender la extraña relación que la realeza tiene con el resto del mundo, lo lejos que están de lo que piensa la opinión pública y cómo creen ser capaces de resolver todo solo por ser quienes son. Es, también, un film que celebra el trabajo de reporteros (mujeres, en su mayoría) que logran conseguir una entrevista difícil e impactar con ella, probando además la independencia de poderes en Gran Bretaña, ya que no hay acá ninguna censura que impida que una entrevista de un canal público arruine la vida de un miembro de la realeza.

Quizás porque no se lo ven venir. Es que da la impresión que Andrew ni siquiera es del todo consciente de lo dañada que está su imagen y lo mal que sale parado en la entrevista. De hecho, Maitlis no tiene que hacer demasiado «esfuerzo» periodístico para doblegar al hombre: el tipo más o menos se entrega solo, demostrando cero empatía con las víctimas, tomando todo el asunto no demasiado seriamente. Y tanto Sewell como Anderson, cuando están frente a frente, logran establecer una conexión palpable. Incómoda y rara, pero bien lograda.

LA GRAN EXCLUSIVA no producirá un gran impacto entre quienes conocen el caso y ya saben de la entrevista o hasta la escucharon. Y los que desconocen la nota en sí, tampoco esperen chispas ni nada brutal. De hecho, la película crea tanta expectativa por la entrevista en sí que, hasta cierto punto, uno espera algo más shockeante. Pero como sucede en esos círculos, a veces un pequeño gesto, un comentario dicho con desdén o la falta de compasión por el dolor del otro son suficientes para crear un escándalo. Especialmente en Gran Bretaña.