Estrenos: crítica de «Parpadea dos veces», de Zoë Kravitz

Estrenos: crítica de «Parpadea dos veces», de Zoë Kravitz

por - cine, Críticas, Estrenos
20 Ago, 2024 10:33 | Sin comentarios

Una mujer viaja con su mejor amiga a una isla privada invitada por un billonario y su grupo, pero el viaje de placer se termina volviendo peligroso. Con Naomi Ackie, Channing Tatum, Adria Arjona, Christian Slater y Geena Davis. Estreno: 22 de agosto.

La descripción más simple –quizás hasta simplista– de esta película sería «una HUYE! del #MeToo«. Y si bien hay mucho de cierto en esa clasificación, la opera prima de la actriz Zoë Kravitz intenta también transformarse en una brutal crítica, en tono de parodia, de los manejos, usos y costumbres de los billonarios de este mundo. Que todo transcurra en medio de unos días de fiesta en una isla privada, trae a la memoria a ciertos personajes que forman (o formaban) parte de ese 0,1% de los más ricos y poderosos.

La protagonista es Frida (Naomi Ackie, de THE END OF THE FUCKING WORLD y MASTER OF NONE), una chica que hace diseño de uñas y trabaja como camarera en eventos. Investigando en su móvil la vida de Slater King (Channing Tatum), el multimillonario en cuyo evento trabajará, descubre que se trata de un empresario poderoso que, luego de haber atravesado una situación problemática que no se aclara bien cuál fue, está de gira mediática pidiendo disculpas y diciendo que se retirará un tiempo a reflexionar a su isla privada. Más que preocuparse por lo que ve, Frida se fascina. El tipo es buen mozo, parece arrepentido de lo que sea que haya hecho y tiene muchísimo dinero, algo que a la chica no le sobra.

Es por eso que, junto a su colega y roommate Jess (Alia Shawkat, de ARRESTED DEVELOPMENT y la reciente serie THE OLD MAN, entre muchas otras), se toman algunas libertades cumpliendo su trabajo, se cuelan como invitadas en la fiesta y tras una serie de convenientes accidentes, terminan llamando la atención de King y su grupo. El tipo conversa con ella y se lo ve atraído por su frescura. Frida quiere seguir pasando la noche con él y Slater termina invitándola junto a su grupete de amigos a ir con ellos en su avión privado a pasar unos días a la isla en cuestión.

El tour incluirá a ellos tres, a Vic, su «mano derecha» (Christian Slater, no confundir con el Slater de la ficción), a su amigo y cocinero Cody (Simon Rex, de RED ROCKET), otro amigo de Slater llamado Tom (el ya adulto Haley «I See Dead People» Joel Osment), una concursante de reality shows tipo SURVIVOR! llamada Sarah (la muy demandada y siempre excelente Adria Arjona), la asistente privada de Slater (la enorme en todo sentido Geena Davis), otras dos chicas que están en plan «fiesta permanente», un chico muy joven (Levon Hawke, hijo de Ethan y Uma Thurman) y un grandote de seguridad. En el evento aparecerá el psicólogo de Slater, encarnado por Kyle MacLachlan (TWIN PEAKS), pero él no viaja con ellos a la isla en la que, previsiblemente, hay que dejar los celulares al llegar.

Una vez allí todo será maravilloso: cocina de autor, piscina de lujo, tragos todo el tiempo, un caserón cómodo y cuartos que tienen ropa, perfumes y los objetos más refinados imaginables. Todo parece ir muy bien y relativamente tranquilo –dentro de los parámetros de una fiesta que dura días y por momentos se torna un poco descontrolada–, pero hay algunas cosas que a Frida le hacen ruido: la cercana presencia de víboras, la manera en la que los empleados del lugar la miran, algunos objetos o situaciones inexplicables y hasta ciertos baches de su memoria. Pero al día siguiente todo parece normal y la fiesta seguirá. Hasta que no. Y lo único que se puede contar de ahí en adelante es que, previsiblemente, algunas cosas se ocultan debajo de ese paraíso. Y son bastante terribles.

PARPADEA DOS VECES –que remite a un código que debería usarse a modo de aviso ante situaciones potencialmente peligrosas– intenta, a la vez, funcionar como comedia y película de terror, como sátira social y como caótica y confusa lucha por la supervivencia, un poco como sucedía también en EL MENU. Es un tono difícil de lograr y más para una operaprimista, por lo que por momentos la película no sabe bien si tomarse en serio a sí misma o no tanto. Y uno como espectador tampoco. Lo que sucede es lo suficientemente grave y duro como para que los accesos de humor se sientan, por momentos, un tanto fuera de lugar. Y esa dualidad, una vez que se empieza a desentrañar la serie de misterios que rodean a la fiesta en sí, pone en peligro la propia potencia que la película tiene.

De todos modos, el de Kravitz no deja de ser un film intenso, por momentos atrapante, gracias a ingeniosas decisiones audiovisuales de la realizadora debutante, a una banda sonora por algún motivo repleta de excelentes temas de James Brown y a un muy buen elenco, en el que se lucen especialmente Ackie, Arjona y Shawkat. Tatum, en cambio, es un problema, ya que deja muy obvio de entrada que su personaje no es un tipo confiable. Al menos en su primera mitad, cuando no es claro qué es lo que está sucediendo allí, PARPADEA… logra transmitir tensión e inquietud con elementos mínimos y detalles ominosos, haciendo crecer permanentemente la sensación de que algo brutal sucederá. El problema es que, una vez que empieza a quedar más o menos claro de qué se trata (no del todo, ya que hay giros sobre giros y más giros de guión), se vuelve difícil mantener el tono satírico que intenta generar.

Muy directa y clara en su crítica a un determinado tipo de persona –los «Elon Musk» de este mundo y sus secuaces–, el film de Kravitz intenta ir más allá, ya que propone que ni siquiera las disculpas y arrepentimientos de estos «hombres blancos y poderosos» tiene sentido alguno ya que son, más que nada, actos performativos para ser consumidos por los medios y las redes sociales. En una isla de la fantasía –al menos inicialmente– o en el mundo real, los protagonistas de PARPADEA DOS VECES saben que son la clase de personas que nunca pierden y que, por más que todos los critiquen y cuestionen, pronto se olvidarán y los dejarán seguir saliéndose con la suya. O quizás no.