San Sebastián 2024: crítica de «Hard Truths», de Mike Leigh (Competición)

San Sebastián 2024: crítica de «Hard Truths», de Mike Leigh (Competición)

por - cine, Críticas, Festivales
25 Sep, 2024 07:09 | 1 comentario

Una mujer agresiva y violenta lidia con su vida complicada y miserable en este drama británico del director de «Secretos y mentiras» protagonizado por Marianne Jean-Baptiste.

Una película que bien podría haberse titulado «La mujer más furiosa del planeta», HARD TRUTHS es un brutal recorrido a través de la mente de una señora británica, afrodescendiente, que atraviesa una serie de crisis personales y familiares a lo largo de unos pocos días. Interpretada por Marianne Jean-Baptiste, la misma actriz de SECRETOS Y MENTIRAS, Pansy es una mujer de armas tomar: intensa, enojada con todo y con todos, depresiva, agresiva, violenta, incapaz de cualquier tipo de compasión o rasgo de empatía. Parece una tromba en movimiento, alguien que siente que el mundo le hizo daño y sus habitantes merecen ser castigados por eso. Y esa virulencia por momentos la torna, sin quererlo, muy graciosa. Si es que, claro, uno no la tiene adelante en la fila del supermercado o en un estacionamiento.

Convengamos que por distintos motivos no la tiene fácil, aunque al comenzar el film es difícil saber cuál es el origen de esa violencia interna. Pansy es obsesiva con la limpieza y está todo el tiempo dejando su casa impecable cual persona con OCD. Y si alguien osa dejar una cuchara, entrar con los zapatos puestos o no cerrar la puerta del patio se merecerá un vómito verborrágico propio de un texto bíblico. Poca gente agrede y putea con tanta naturalidad y color como lo hace Pansy. Ahora bien, hay que tener en cuenta que en su casa tiene a dos enemigos.

Es que su marido, Curtley (David Webber), que trabaja en mudanzas, llega y pretende que la comida esté lista y no más que eso. No abre la boca, no se comunica, solo va y viene como un zombie. Y algo parecido pasa con el hijo de ambos, Moses (Tuwaine Barrett), un grandulón con sobrepeso de 22 años que juega videogames todo el día, no se saca los auriculares y su única actividad es «ir a dar una vuelta» para luego regresar y tirarse en la cama. Pansy es tan agresiva que uno tiende a tener piedad de sus sufridos y tolerantes familiares, pero la cosa quizás sea más complicada.

En paralelo, en esta película humana, naturalista, intensa, dura pero también divertida del director británico, se nos muestra una familia con una vida más «normal». Es la que tiene la hermana menor de Pansy, Chantelle (Michele Austin), que tiene una peluquería, es amable, simpática y muy querible, además de ser madre soltera de dos hijas de veintipico, Aleisha (Sophia Brown) y Kayla (Ani Nelson), profesionales ambas y con las que se lleva muy bien. Las casas de las hermanas parecen opuestos perfectos: todo silencio o enojos en una, todo cariño, juegos y amabilidad en la otra. ¿Cómo sucedió una cosa así?

A partir de cumplirse el quinto aniversario de la muerte de la madre de ambas, HARD TRUTHS intentará investigar un poco en esa historia pero sin perder jamás de vista que es, en lo esencial, el retrato de una mujer en crisis y las maneras agresivas en las que se manifiesta. Solo hay que verla maltratar a doctores, dentistas, empleados de negocios y familiares para notar lo que es estar del otro lado de alguien que no se calla nunca y que posee una violencia verbal y una intensidad física temibles. Es tanta la tensión que la mujer lleva adentro –solo basta verla cuando la despiertan– que por momentos da la impresión que Pansy va a explotar por los aires como en un film de terror gore. Pero luego se mete en la cama y duerme por horas.

Leigh logra ir más allá del enojo y, al plantear los encuentros y desencuentros entre las dos familias, trata de buscar los orígenes de esa tensión y esa violencia inmanejables. La falta de respuestas de su marido y su hijo se volverá cada vez más violenta –¿no hablan porque le temen o hay algo más ahí?– y si bien es difícil justificar a una persona que se mueve por las calles de una manera tan agresiva, uno termina empatizando un poco con su sufrimiento, especialmente a partir de una larga e incómoda secuencia en la que las dos familias, opuestas en todo entre sí, se juntan a comer.

No hay soluciones fáciles en el cine del director de NAKED. Lo que hay son personajes fuertes, únicos e historias que uno no olvidará jamás. Tras hacer algunas películas históricas interesantes en sí mismas (como MR. TURNER y PETERLOO) pero que no alcanzan a llegar a la verdad y a la potencia más «realista» de sus films sobre personajes de la clase media y media baja inglesa, es bueno verlo volver a sus orígenes, a esas exploraciones psicológicas en las vidas de hombres y mujeres a los que habitar el mundo se les vuelve, cada día, un desafío inconmensurable.