Series: reseña de «Envidiosa», de Carolina Aguirre y Gabriel Medina (Netflix)
Esta comedia se centra en Vicky, una mujer que está por cumplir los 40, se acaba de separar y no soporta ver a sus amigas logrando las cosas que ella siempre quiso tener. Con Griselda Siciliani, Esteban Lamothe, Pilar Gamboa, Benjamín Vicuña, Bárbara Lombardo y Violeta Urtizberea, entre otros. Estreno de Netflix el 18 de septiembre.
Son raros los cruces que se producen en ENVIDIOSA, la nueva serie de Netflix producida por Adrián Suar, escrita por Caro Aguirre y dirigida por Gabriel Medina, como si se juntaran mundos e ideas muy diferentes para conformar un único producto más o menos coherente. Por un lado, se trata de una serie muy moderna y procaz en cuanto a su tono y a sus referencias pero que a la vez tiene como centro a un personaje que parece sacado de una tira de los años ’60, una «Susanita» del siglo XXI. Por otro, tiene un elenco de actores de extraordinario nivel pero que se ven forzados a tener que lidiar con personajes dibujados de una manera lineal, esquemática. En ese sentido es una serie que intenta vestirse de «indie» (hasta por las canciones que elige para su banda sonora), pero que en el fondo tiene mucho más de una tradicional tira de eso que llamábamos televisión.
Y si tiene otra mezcla rara, esa pasa por su protagonista. La «Vicky» que interpreta Griselda Siciliani es un personaje a todas luces insoportable. Es difícil encontrarle alguna cualidad que la redima. Es, como reza el título, envidiosa de todo y de todos, especialmente de los «triunfos» de su grupo de amigas, y más aún desde que se separó de su marido (Martín Garabal), quien encima se casó con una joven y sexy brasileña. No lo admite pero está pendiente de lo que tienen, ganan y logran las demás, compite por absolutamente todo y tiene ideas a las que la palabra «retrógrada» les queda corta. «Quiero ser la gran mujer que está detrás de un gran hombre», dice en un momento, suponiendo haber entendido lo que significa el feminismo. Es un mérito enorme de Siciliani que, gracias a su carisma y su talento para la comedia (verbal y física), el personaje sea tolerable.
Ese logro, sumado al del resto del elenco, es el que saca a flote y hace más o menos entretenida una serie como ENVIDIOSA, que puede tener un «ropaje» moderno en cuanto a terminología, frases o el contenido de algunas escenas, pero que no se diferencia demasiado de una «teleserie» de las que Suar producía décadas atrás. De hecho, su universo, su «marco teórico» (y no solo en lo que respecta al feminismo), remeda más a los programas de los ’90 que a cualquier cosa que se haga en la actualidad, como por ejemplo DIVISION PALERMO, con la que comparte varios actores pero que está en otro registro y trabaja temas más contemporáneos.
Es cierto que es algo buscado. De entrada es evidente que ENVIDIOSA se ve a sí misma como una relectura en clave actual de los clásicos de la comedia romántica de los ’80, con una chica que busca novio en los lugares equivocados sin darse cuenta que lo tiene todo el tiempo al lado. No es spoiler porque es bastante evidente desde el primer episodio que su vecino, Matías (Esteban Lamothe), es el «buen muchacho» en el que debería fijarse y no tanto en el «garca» de su jefe (Benjamín Vicuña) o en esos otros hombres ideales que se armó en la cabeza leyendo alguna revista Para Tí de 1978. Y es un mérito también de Lamothe –en una actuación por momentos desopilante– tornar creíble que ese chico simpático y sensible se fije en una mujer con las características infumables de Vicky. Puede pasar, claro, pero para que el espectador se enganche hace falta que los dos actores sepan venderlo. Y lo hacen.
El resto corre por carriles similares y en general se sostiene gracias al talento de un grupo extraordinario de actrices como Pilar Gamboa, Violeta Urtizberea, Marina Bellati, Bárbara Lombardo (que interpretan a su hermana y sus amigas), Susana Pampín (su madre), Lorena Vega (su psicoanalista, la única que le saca la ficha de entrada) y Leonora Balcarce (una compañera de oficina). Son ellas las que saben sacarle chispa a los momentos graciosos del guión –que los tiene– y las que construyen un universo que uno tiene ciertas ganas de seguir, más allá de transcurrir en una ciudad que parece una extensión de Puerto Madero y en el que los únicos temas parecen ser los novios, las bodas, los embarazos y la casa del country. Nadie pide realismo en este tipo de comedias, pero el mundo en el que funciona tiene demasiadas similitudes con el que funcionaban las comedias de Suar cuando había ficción en la TV abierta.
Es que si hay que ponerlo dentro de ese marco –esto es, pensando que Netflix es hoy el equivalente a los «canales de tele»– quizás haya que decir que ENVIDIOSA es un producto bien hecho, simpático, entretenido y con momentos graciosos. Y que tiene una cierta elegancia en su armado, cortesía de un cineasta como Medina (LOS PARANOICOS), que tiene más conocimiento y manejo de la comedia clásica que la mayoría de los realizadores que solían dirigir este tipo de productos en la TV abierta. Y que a eso hay que sumarle el talento de una guionista como Aguirre (CIEGA A CITAS, GUAPAS), que tiene muy buen oído para los diálogos punzantes y las sesiones de esgrima verbal. Seguramente a Vicky y a alguna amiga más les llegará el momento de la «revelación» respecto a su lugar en el mundo, pero para eso falta todavía bastante. Por ahora, el universo que retrata la serie atrasa unas cuantas décadas.
La empezé a ver. Me entretiene y eso busco . Hay tanta realidad que mata que está bueno poder distraerse un rato. Me gustó
Suar siempre igual. Más de lo mismo. Todo histérico como es el.
Mejor está crítica que la serie. Predecible, nada nuevo. Pulgar para abajo