Estrenos online: crítica de «Una aventura en Marruecos» («Lonely Planet»), de Susannah Grant (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Una aventura en Marruecos» («Lonely Planet»), de Susannah Grant (Netflix)

Una escritora de más de 50 y un empresario mucho más joven que ella se conocen en un resort marroquí y empiezan una relación. Con Laura Dern y Liam Hemsworth. En Netflix.

Versión cinematográfica del tipo de «novela de playa» (o «de aeropuerto») que se solían escribir para mujeres de más de 40, UNA AVENTURA EN MARRUECOS es un compendio de convenciones –por no decir cliches– de los dramas románticos en exóticos parajes turísticos. En este caso, uno que se centra en el romance entre una escritora de cincuentaypico y un ejecutivo de negocios que, por edad, bien podría ser su hijo. Si bien buena parte de la trama se desarrolla en un retiro para escritores, es bastante improbable que la mayoría de los personajes –y diálogos– que se ven aquí podrían existir en un ambiente como ese.

Si bien se trata de un guión original de la realizadora (la misma que muchos años atrás estuvo nominada al Oscar como guionista de ERIN BROCOVICH), LONELY PLANET tiene todo el aspecto de adaptación de ese tipo de literatura blanda. Lo que se cuenta acá es simple, sencillísimo y está filmado como uno de esos videos promocionales que te muestran en las aerolíneas cuando un avión está por aterrizar en un país, mostrando sus bellezas turísticas. En los hombros de la gran Laura Dern cae la responsabilidad de otorgarle algún gramo de verdad a todo este packaging pero resulta muy complicado. Hasta para ella.

Dern encarna a Katherine Loewe, una aparentemente famosa escritora que viaja a Marruecos a uno de estos retiros para estrellas literarias como ella: famosos, prestigiosos, respetados. Pero Katherine no llega a ese lujoso y elegante lugar con la idea de hacer sociales ni turismo, lo que necesita es concentración para sentarse a escribir su demorada nueva novela –la presionan para entregar, como es esperable– y para escapar de algunos asuntos personales que se irán revelando y que le impiden poder hacerlo en su casa. Encima le pierden la valija en el vuelo, por lo cual más motivos cree tener para esconderse.

En paralelo llega al lugar Lily Kemp (Diana Silvers), una escritora joven que se hizo famosa con su primera novela, acompañada de su pareja Owen (Liam Hemsworth), que viene de un mundo muy distinto al suyo ya que trabaja para una empresa de inversionistas inmobiliarios (o algo así) y no tiene mucha relación con todo ese universo. Así, mientras Lily se fascina con los escritores supuestamente famosos que conoce allí –un compendio de nacionalidades y estereotipos–, Owen se aburre o tiene que cerrar tratos de su trabajo.

Es así que los dos, alejándose ambos del centro de atención del evento, se terminan encontrando entre sí. Un choque casual, una charla amena y un viaje accidentado en auto a la ciudad (Katherine va porque su cuarto es ruidoso y no puede concentrarse) van uniendo a estas dos personas auto-marginadas de «la fiesta» y en ese recorrido empiezan a compartir los motivos de su soledad y algunos de los problemas que los aquejan. Cuando vuelven al hotel, y después de un par de complicadas situaciones allí, la conexión entre ellos se hará más fuerte. Y lo demás, bueno, seguramente vieron alguna versión de lo que pasa acá.

Más allá de la celebrable intención de contar una historia romántica entre una mujer que le lleva más de 20 años al hombre con el que está, no hay mucho más para recomendar acá. Se trata de una fantasía pura y dura, un pasatiempo bastante banal que podría ganar mucho de haber estado tratado con algo más de franqueza, frescura o verdad. La poca que hay surge en algunas escenas en las que Katherine está sola y uno puede leer en su rostro que, por motivos que luego se develarán, no la está pasando bien. Pero tampoco se explora mucho su situación personal, más allá de un par de mínimos momentos.

Por otro lado, todo lo ligado a la pareja que componen Owen y Lily bordea el absurdo, especialmente la manera en la que se maneja esa relación para justificar lo que pasa. Y ni hablar de todo lo relacionado al trabajo de él y los conflictos que eso le genera. Pero quizás la peor escena de todas –una que califica para ser una de las más bobas del año– es un juego de adivinanzas al que juegan todos los escritores una noche en el resort y que bordea el ridículo por el tipo de preguntas, personajes que tienen que adivinar y situaciones que atraviesan.

La sensación que deja LONELY PLANET es que todo lo que sucede alrededor de los protagonistas –tanto en el hotel como en Marruecos en sí– es un fondo de pantalla decorativo, filmado por inteligencia artificial o a control remoto. A tal punto está descuidado todo que a Hemsworth –carilindo, musculoso y amable, como corresponde en estos casos– la barba le crece de una escena a otra con una velocidad supersónica. Se ve que nadie se tomó el trabajo, ni siquiera en posproducción, de darle cierta continuidad al asunto. Eso sí, seguramente la pasaron muy bien en esas bonitas locaciones marroquíes.