Estrenos online: crítica de «El lugar de la otra», de Maite Alberdi (Netflix)

Estrenos online: crítica de «El lugar de la otra», de Maite Alberdi (Netflix)

Esta comedia dramática chilena se centra en una mujer cuya vida cambia cuando, por su trabajo, debe investigar el caso policial de una escritora que mató a su amante. Estreno de Netflix el 11 de octubre.

En el Festival de San Sebastián se vio un fenómeno un tanto curioso. Si bien es habitual que muchos documentalistas se pasen en algún momento, ocasional o definitivamente, al cine de ficción, en este caso se dio el hecho de que cineastas como Joshua Oppenheimer y Maite Alberdi –dos respetados y premiados realizadores que se hicieron conocidos gracias a sus documentales– lo hicieron con películas que son bastante particulares. Muy distintas entre sí en casi todo, pero a la vez muy diferentes a lo que se hace en el panorama de ficción actualmente. La de Oppenheimer, por su extrañeza fuera de todo marco. Y la de Alberdi, por su clasicismo extremo, casi demodé.

Siguiendo esta línea uno podría analizar en qué sentido ambas ficciones tienen parecidos con los documentales y podría encontrar esas conexiones, pero esto es una crítica de EL LUGAR DE LA OTRA y ese será tema para otra discusión comparativa. En el caso específico de la chilena Alberdi las semejanzas están a mano. Tanto sus documentales como este film se mueven, por lo general, en un mundo de la burguesía chilena, tienen como protagonistas a mujeres y «cuentan cuentos», como pasaba en EL AGENTE TOPO, que parecen inspirados en el cine clásico. Y si bien esta es una historia de personas jóvenes y no de ancianos, uno podría pensar que las señoras mayores de LA ONCE bien podrían haber sido protagonistas, entonces, de historias como las que se cuentan acá.

El film que tiene entre sus productoras a Netflix –que lo estrenará en su plataforma el 11 de octubre– se basa en un caso policial de la vida real, que fue un asesinato que tuvo lugar, en 1955, en el restaurante de un hotel de lujo de Santiago de Chile. Allí, la escritora María Carolina Geel mató adelante de todo el mundo a su amante, Roberto Pumarino Valenzuela, shockeando a la sociedad de su época y generando un escándalo en la prensa nacional, con la consecuente presión que eso provoca.

Pero la historia central que contará Alberdi pone el eje en Mercedes (Elisa Zulueta), que es la Secretaria del Juzgado al que va a parar el caso policial. Mercedes es una mujer tímida, apocada, de clase media (o media baja), que tiene un marido y dos hijos con los que se ve obligada a ser ama de casa antes de irse y al volver del trabajo todos los días, al punto de no comer para que los demás se alimenten. Si bien Alberdi no los pinta, al menos inicialmente, como personajes complicados o violentos, de a poco ella se irá dando cuenta que vive en una suerte de disimulada prisión.

Y eso lo empieza a sentir, más que nada, al conocer a Geel e ir sabiendo detalles del caso, ya que asiste al severo juez en el día a día de la investigación, que consiste en entrevistar a muchos testigos y conocidos de los involucrados. A Mercedes se le presenta una situación un tanto paradójica ya que, si bien va entendiendo más y más a la «asesina», a la vez, por motivos puramente personales, no le viene mal que Geel pase un tiempo en la cárcel. Además, por más que el juez crea que la mujer está loca y debería ser liberada por eso, todos creen que la prensa lo destruirá si la liberan.

El film cuenta una historia feminista temáticamente muy contemporánea acerca de mujeres que lograron «salir del agujero interior» y, a partir de un hecho específico, darse cuenta de las limitaciones en las que vivían y liberar ciertas zonas suyas que tenían reprimidas. Pero lo más llamativo de EL LUGAR DE LA OTRA no pasa por ahí, sino por el formato narrativo elegido por Alberdi, que tiene mucho de cuento tradicional de los años ’50, con un tipo de fotografía, estilo actoral y recursos de puesta en escena que homenajean a ciertos dramas –o comedias dramáticas– de esa época.

Eso, que al principio resulta un poco académico y hasta tradicional, se va revelando cada vez más como un dispositivo armado con un fin, un estilo buscado con intención de quebrarlo desde adentro, mostrando como ese clasicismo narrativo puede trabajar contenidos más disruptivos. El problema es que hoy estas temáticas ya han dejado de ser disruptivas –al menos desde el cine, la realidad es otra cosa–, por lo que el efecto buscado pierde un poco de fuerza. Cuando Todd Haynes trabajaba el melodrama tradicional para subvertirlo desde adentro en LEJOS DEL PARAISO, en 2002, era una cosa. Hoy esas distancias ya no son tan grandes y estas combinaciones no producen el mismo efecto.

De todos modos, como ejercicio de estilo, como manera de jugar lúdicamente con un caso llamativo de la historia chilena y hasta como cuento de liberación femenina en una época en la que machismo se expresaba muchas veces de manera disimulada (hay una broma recurrente ligada a un cierto «regalo» que los hombres les hacen a las mujeres que habla de eso), EL LUGAR DE LA OTRA tiene su encanto. Más ligero que potente, más simpático que revelador, pero de todos modos efectivo.