Estrenos online: crítica de «Endurance», de Jimmy Chin, Natalie Hewit y E. Chai Vasarhelyi (Disney+)

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Este documental combina la historia del naufragio del Endurance en el Polo Sur, en 1915, y los esfuerzos actuales por encontrar los restos de la embarcación. De Nat Geo.

La mítica expedición del Endurance, un barco que intentó cruzar el Polo Sur en 1915 sin llegar a destino, es el tipo de aventura legendaria que los especialistas y aficionados a esos temas conocen bien. En el propio documental que recupera esa experiencia y la une a una actual (y mucho más moderna) expedición para ir a buscar los restos de la embarcación se considera al Endurance como un naufragio más famoso aún que el del Titanic, que ocurrió apenas unos años antes. Pero este no era un enorme crucero de lujo sino uno pequeño, de investigación, con profesionales y exploradores. Y, a diferencia de aquel, tuvo una segunda vida que empezó una vez que el barco se hundió.

Los directores de la premiada FREE SOLO, THE RESCUE y la reciente NYAD van pasando, a lo largo del documental realizado para Nat Geo, de una a otra experiencia. La histórica, reconstruida vía fotos, algunas filmaciones de la expedición, escenas de una película documental que se hizo poco después llamada SOUTH, reconstrucciones con actores y testimonios en los que se usa la Inteligencia Artificial para recomponer audios e imágenes de la época, además de utilizar algunos actores. Son todos formatos siempre un tanto limítrofes cuando se trata de un documental, pero teniendo a mano esos materiales de la época es comprensible que hayan decidido retocarlos, si bien se nota cuando son de entonces y cuando pretenden serlo.

La que no necesita IA –al menos para la filmación, seguramente sí para el trabajo– fue la expedición Endurance22, que se hizo en 2022 con el objetivo de encontrar los restos del barco. Si bien esta historia pierde en comparación con la dureza, exigencia y brutalidad de la primera, las tensiones, miedos y emociones que viven los miembros del equipo de investigación poseen también su interés. Claro que no es lo mismo no saber si un bulto en un radar es o no es parte de los restos del naufragio que cruzar parte de la Antártida a pie, muriéndose de frío o soportando enormes olas en barquitos de madera mientras los cuerpos no resisten más, pero la épica se muestra de un modo similar.

No vale la pena adelantar acá mucho de lo que pasó en aquel impactante viaje comandado por el mítico Ernest Shackleton (estarán los que lo saben todo y los que, como yo, lo descubrimos azorados viendo la película), pero fue un viaje de una intensidad brutal, única, que empequeñece la mayor parte de las historias de supervivencia que conocemos de la vida real con su nivel de sacrificio y resistencia. Y tampoco tiene sentido adelantar lo que sucede en 2022, si bien es imaginable desde el comienzo a qué resultados los exploradores llegaron.

Cada historia tendrá sus personajes principales, que el documental construye muy bien, permitiendo conocer y entender las historias, las ambiciones y los problemas de cada uno, tanto de los investigadores actuales como los del Endurance, las que se van dando a conocer a partir de algunas grabaciones en fílmico históricas y gracias a las voces que leen los textos que ellos mismos escribieron contando sus brutales experiencias. Más allá de las discusiones sobre los recursos, la posibilidad de humanizar ambas partes del relato –especialmente la de 1914/1916, con sus dificultades de acceso a material– le otorga al film un plus. Se trata de una película y de un barco que le hacen honor a su título, cuyo significado en castellano es «resistencia». Ni más ni menos que eso.