Estrenos online: crítica de «Linda», de Mariana Wainstein (Disney+)

Estrenos online: crítica de «Linda», de Mariana Wainstein (Disney+)

por - cine, Críticas, Estrenos, Online, Streaming
23 Nov, 2024 10:46 | comentarios

Eugenia «China» Suárez interpreta a una empleada doméstica que empieza a trabajar en la casa de una familia adinerada y revoluciona la vida de sus miembros. Disponible en Disney+

De la clásica TEOREMA, de Pier Paolo Pasolini, a la reciente SALTBURN la idea de un extraño, un personaje impensado, que entra en la vida de una familia acomodada y la subvierte sexualmente no es algo nuevo. En LINDA, Mariana Wainstein combina ese tipo de perversa fantasía con un retrato más clásico de choque de clases que tiene, como elemento disruptivo, un tema fundamentalmente estético.

Linda (Eugenia «China» Suárez) tiene un look bastante inusual para lo que el lugar común imagina en el rol de una mucama. Maquillada y teñida para modificarle mínimamente su aspecto, la actriz interpreta a Linda, la prima de la empleada doméstica de una familia acomodada a la que debe reemplazar por una dolencia física. Su aparición en la lujosa casa de un publicista y su familia lo revoluciona todo. No solo Linda es, bueno, muy linda, sino que se maneja con una actitud y seguridad que llama también la atención. Uno supone, de entrada, que hay algo raro en todo eso. Pero no es así. O no parece.

La belleza y la actitud de Linda impacta a todos, más que nada desde el deseo. Todos van cayendo rendidos a ella, que no parece hacer esfuerzo por llamar la atención, más allá de preferir usar sus propias y ajustadas ropas en vez de un más insulso uniforme. Camilo (Rafael Spregelburd) no sabe cómo hacer para que le preste atención mientras que su esposa, Luisa (Julieta Cardinali), pasa de explicarle cómo limpiar a regalarle cremas y hacerle comentarios halagadores. A los hijos les pasa lo mismo: Matilda (Minerva Casero) tiene novio pero la mira más a ella que a él y Ceferino (Felipe Otaño) deja los videojuegos para espiarla con su cámara.

A tal punto será fuerte su presencia que, en distintos momentos de la película, todos se masturbarán con ella. Linda, imperturbable, parece no estar interesada en nada ni en nadie. De a poco, sin embargo, se nota que algunas situaciones la atraen más que otras o la incomodan menos. Digamos que prefiere coquetear con las chicas y serle más esquiva a los muchachos de la casa. Ninguno de ellos, sin embargo, sabe del interés de los otros. Es un secreto a voces. Los que se dan cuenta son los amigos de la familia, la propia Linda y, obviamente, los espectadores.

LINDA no profundizará demasiado en las historias de los personajes ni dará muchos giros impensados a la trama, que organiza sus tiempos con una fiesta aniversario de la pareja como meta. Wainstein ubica bien a los elementos del relato, crea tensiones, juega con el suspenso y con alguna revelación, y va husmeando a todos hasta que el hielo se rompa si es que se rompe. ¿Tiene Linda interés en alguien en especial? ¿Está buscando algo o es simplemente su manera de ser? ¿Qué oculta esa familia desde antes de la llegada de Linda?

«Podrías estar con un millonario en un yate en lugar de ser mucama», le dirá, fascinada, Matilda. Ella no sabe, no contesta. Tampoco Linda parece ser un enigma. Cuando la cámara la sigue al lugar en el que está viviendo, se trata de un barrio popular tipo monoblock en el que convive con su prima, llama a la provincia de San Juan a su hija (de allí son) y no mucho más. ¿Habrá algún secreto en su vida que desconocemos? La película promete bastantes revelaciones y cumple tan solo con algunas.

LINDA es un film sobre el deseo, la seducción, las bellezas hegemónicas, la envidia y, en un lugar no del todo central, un relato sobre la silenciosa lucha de clases que se pone en juego ahí. Ellos tienen el poder económico, son «los jefes», los que deciden sobre su suerte. Pero ella tiene otro poder, uno que está en el cuerpo, en los ojos, en la manera en la que los otros parecen tartamudear cada vez que aparece. ¿Quién triunfará en esa batalla?