Estrenos online: crítica de «La vida según Philomena Cunk» («Cunk on Life»), de Charlie Brooker (Netflix)
Este documental continúa las exploraciones de la graciosa «periodista» británica que analiza la historia de las ideas desde el desconocimiento más absoluto. Desde el 2 de enero, en Netflix.
El ADN es pequeño pero complejo, como Tom Cruise«, es una de las frases que, en la voz de Philomena Cunk, dejan en evidencia el tipo de humor absurdo y muy efectivo de esta nueva entrega de los reportes de esta «periodista» y presentadora sobre el mundo que vivimos. Secuela de CUNK ON BRITAIN y CUNK ON EARTH –que tuvo formato de serie, salió por Netflix y popularizó al personaje creado por la británica Diane Morgan en todo el mundo–, CUNK ON LIFE vuelve al formato película documental para mostrar a la reportera «viajando por el mundo y caminando en cámara lenta a través de locaciones pintorescas».
Una continuación temática y formal de los anteriores «programas» –el show se presenta como un falso especial televisivo y a la vez lo es–, LA VIDA SEGUN PHILOMENA CUNK muestra al personaje de la periodista un tanto tontuela que hace análisis absurdos y preguntas ridículas con absoluta y total seriedad investigando algo así como la historia del mundo. Su recorrida va desde la creación hasta nuestros días, analizando sus termas y etapas mediante la religión, la filosofía, la ciencia y el arte, a veces con la ayuda de videos de animalitos, ficcionalizadas recreaciones y el clip de un clásico de la música pop de 1989 que claramente sirve para que podamos entender todo mucho mejor.
El esquema de «el show de Cunk» –que empezó como parte de un programa de TV del creador de BLACK MIRROR— sigue siendo el mismo y la protagonista lo maneja con una seguridad y comodidad asombrosa. El guión está lleno de muchas bromas agudas y de otras muy tontas, y en esa mezcla brilla este pseudo documental. Lo fascinante del sistema Cunk es que el exagerado grado de tontería que maneja su protagonista, capaz de hacer observaciones ridículas con total seriedad, termina funcionando para que sus documentales tengan el carácter educativo del que supuestamente se burlan. La parodia del género documental educacional termina teniendo mejores resultados que los que se toman en serio a sí mismos, al menos dentro del área de divulgación.
Como sucedió en sus anteriores shows, además de sus graciosas presentaciones ante la cámara, sus disparatados comentarios en la voz en off o las recreaciones absurdas que se hacen constantemente, el otro fuerte de CUNK ON LIFE son las «entrevistas» en las que Cunk les hace a científicos, profesores, expertos y académicos las preguntas más ridículas posibles con cara de piedra. Y, a su modo –cada experto tiene su forma particular de reaccionar–, todos le siguen el juego sin tentarse ante la situación. Seguramente necesitarán repetir las tomas varias veces para lograr responder preguntas como «¿se dice agujero negro o agujero de color?» «¿Es Dios un narcisista tóxico?» o «¿Por qué el cuadro se llama El Grito si no se escucha nada?», pero ya el hecho de que lo hagan habla maravillas del buen humor de los académicos consultados.
El efecto por momentos es graciosísimo. Si bien algunas de las bromas son un tanto obvias o infantiles –muchos juegos de palabras o el truco reiterado de ir de algo filosóficamente muy denso a cuestiones muy mundanas–, en general todas funcionan por la manera desentendida en la que Cunk/Morgan las presenta, especialmente todas las relacionadas con las desventuras personales y las aseveraciones conspirativas de su «amigo Paul». Graciosa, efectiva, breve y, a su modo, educativa, la saga Cunk es uno de los mejores y más amenos recreos que ofrece Netflix para que, como dice la propia protagonista, sigamos perdiendo el tiempo y no pensemos demasiado en lo profundamente insignificante que es nuestro paso sobre la Tierra.