Berlinale/BAFICI 2025: crítica de «O último azul», de Gabriel Mascaró (Competición)

Berlinale/BAFICI 2025: crítica de «O último azul», de Gabriel Mascaró (Competición)

por - cine, Críticas, Festivales
23 Mar, 2025 02:21 | Sin comentarios

Esta película brasileña se centra en una mujer que no quiere ser enviada a una colonia geriátrica y se escapa, con destino incierto, a vivir aventuras. Oso de Plata en el Festival de Berlín.

Sencillo y alegórico, el cuento que narra el realizador de BOI NEON utiliza una estructura narrativa propia de la ciencia ficción pero en realidad se trata de una suerte de fábula, de cuento casi folclórico centrado en las vidas de las personas de la Tercera Edad que se resisten a ser dejadas de lado por la sociedad. A modo de un clásico relato con metáfora, O ULTIMO AZUL se presenta como un film acerca de esas oportunidades que aparecen cuando uno menos lo espera, una historia acerca de las posibilidades que le surgen a las personas que nunca bajan los brazos ni se entregan.

Denise Weinberg encarna a Tereza, una mujer de 77 años que vive en un Brasil del futuro en el que todas las personas al cumplir los 75 son «pasadas a retiro». Se los invita a abandonar la sociedad de un modo que parece amable, hasta celebratorio: se les da un premio, se les hace una ceremonia y se los traslada a una suerte de colonia o retiro alejada que debería funcionar como un gran geriátrico estatal. Pero nadie sabe del todo bien qué es, qué pasa o qué se hace en ese lugar, ya que nadie volvió de allí ni fue a visitarlo. A Tereza le toca tardíamente el pase a retiro –la edad bajó de 80 a 75 hace poco–, pero la mujer no quiere saber nada con irse. Y tampoco la convence la insistencia de su hija, que parece presurosa por sacársela de encima.

Tereza quiere cumplir un sueño antes de irse a la colonia: volar en avión. Pero su hija –que es la que debe darle permiso y pagar el asunto, ya que los mayores no manejan su propio dinero– no quiere saber nada con el plan. Y Tereza decide fugarse por el río, en un barco conducido por un peculiar sujeto (un irreconocible Rodrigo Santoro) con intenciones poco claras. Así, Tereza iniciará un recorrido río arriba en el que se irá desviando de su objetivo original de volar, pero que utilizará esa idea como metáfora para escaparse, demostrar que no importa la edad si se quieren experimentar cosas nuevas y «vivir la vida», concepto que incluye enredarse en juegos de azar, consumir raras drogas naturales (una es la que le da título a la película) y meterse en impensadas aventuras.

O ULTIMO AZUL es, más que cualquier otra cosa, una metáfora clásica sobre una mujer que no quiere ser controlada o manejada ni por el Estado ni por su familia, una anciana que siente que le quedan cosas por hacer y que no está dispuesta a dejarse llevar hasta una segura muerte. La alegoría puede ser confusa –ese canto a la libertad puede leerse, en este contexto político, desde lugares complicados–, pero uno imagina que está más conectado con otro tipo de tradiciones. La experimentación en la que se mete Tereza incluye los juegos de azar y la venta de dudosas biblias electrónicas, pero también incorpora encuentros sexuales inesperados y experiencias lisérgicas que le permiten, a su modo, abrir los ojos y ver el mundo desde otro lugar.