Estrenos: crítica de «Nuestra parte del mundo», de Juan Schnitman

Estrenos: crítica de «Nuestra parte del mundo», de Juan Schnitman

por - cine, Críticas, Estrenos
30 May, 2025 04:38 | Sin comentarios

Este drama de pareja transcurre durante los preparativos de un viaje que los protagonistas están por hacer con su pequeño hijo a pasar las fiestas en familia. Con Juan Barberini y Margarita Molfino.

Tras un mediometraje intrigante llamado ROMPIENTE y un más ambicioso y un tanto fallido melodrama (SANGRE), el director de EL INCENDIO regresa al universo de su opera prima en solitario. De hecho, NUESTRA PARTE DEL MUNDO bien podría funcionar como una suerte de secuela de aquel film con Juan Barberini y Pilar Gamboa que fue parte de la Berlinale 2015 y que se centraba en una pareja que vivía una serie de tensas situaciones a partir de la decisión de comprar un departamento juntos. Aquí, uno asume, él es el mismo Marcelo de aquel film y ella es la pareja que tuvo después, Jazmín.

Barberini vuelve a ser parte de la acción aquí (ha actuado en todas sus películas, a excepción de EL AMOR (PRIMERA PARTE) en la que Schnitman compartía dirección con Santiago Mitre, Martín Mauregui y Alejandro Fadel), ahora acompañado por Margarita Molfino (LOS DELINCUENTES), en un film aún más de cámara que aquel ya que transcurre prácticamente en su totalidad en un departamento en lo que parece ser tiempo real. Todo empieza de madrugada con una escena de sexo en la cama entre ambos y sigue con los preparativos para un inminente viaje que están por hacer esa misma mañana para ir a pasar las fiestas a la casa de la familia de él. De a poco, la charla cotidiana acerca de cuestiones específicas del viaje va dando a conocer la particular situación que atraviesan.

Marcelo y Jazmín son una pareja que parece llevarse bien pero hay una serie de tensiones internas que el astuto y bien organizado guión del director y Agustina Liendo va revelando de a poco. Algunas tienen que ver con la estabilidad de la pareja en sí, otras con las relaciones de ambos con su «familia extendida» (el hermano de Marcelo viene a quedarse en la casa unos días y es claro que Jazmín no se lleva del todo bien con la familia de su marido) y, fundamentalmente, con los miedos que tienen respecto a su hijo, de cuatro años, que duerme en su cuarto a lo largo de toda la acción y al que preferirían no despertar. Miedos ligados a su salud, ya que temen que su evolución madurativa no sea la esperable a su edad.

NUESTRA PARTE DEL MUNDO se construye mediante diálogos que, en función del contexto, podrían ser parte de una obra teatral, pero que juegan de manera muy inteligente y en tono bajo (no hay que despertar al niño) con las inquietudes, temores, reproches y culpas que tiene una pareja cuya estabilidad parece pender de un hilo. Si es un drama de separación –algo que, en cierto punto, es discutible–, lo es de una manera adulta, inteligente, con dos personas que saben que tienen muchas cosas en común y que están pendientes en todo momento del niño. Hay indirectas y algún que otro reproche, pero la película avanza de un modo un tanto más melancólico y si se quiere triste, muy diferente a los modos más virulentos y agresivos de los protagonistas de EL INCENDIO. Y no se debe solo a que el niño duerme, sino a que Marcelo ha madurado en la década que pasó desde entonces.

Un inteligente y simpático giro cerca del final apuesta más que nada a darle un toque aún más melancólico a este inteligente y, sí, adulto drama familiar que observa de un modo agudo, sin estridencias y con un dejo de tristeza, cómo las parejas van cambiando, cómo las vidas se transforman –las de cada uno y las de ambos en común– y cómo el dolor se puede expresar de maneras no necesariamente inflamadas ni altisonantes. A veces, una mirada, un beso o una caricia dicen muchas más cosas de las que parecen.


  Salas: Gaumont, a las 21.30 y Espacios INCAA del interior del país.