
Estrenos online: crítica de «A través del fuego» («The Lost Bus»), de Paul Greengrass (Apple TV+)
Inspirada en hechos reales, la película convierte el rescate de un autobús escolar en una odisea de alto riesgo entre el fuego y el caos. Protagonizada por Matthew McConaughey y America Ferrera. Disponible en Apple TV+ desde el 3 de octubre.
Los incendios forestales en California no son ninguna novedad pero vienen en crecimiento, en función del cambio climático, a lo largo de este siglo. En A TRAVES DEL FUEGO se transforman en lo que en otra época podría haberse llamado un ejemplar de cine catástrofe: un desastre natural que pone a un grupo de personas en enorme riesgo de vida. Paul Greengrass, realizador de varias películas de la saga BOURNE, además de CAPITAN PHILLIPS, entre otras, parece ser el director indicado para este tipo de relato nervioso, agitado y lleno de tensión. Y más allá de apoyarse quizás en exceso en algunos efectos especiales, lo es. THE LOST BUS (en España se estrena como LABERINTO EN LLAMAS) pondrá al espectador, al menos visualmente, en medio de ese incendio, intentando respirar y salir de ahí con vida.
Las cosas no empiezan bien de entrada en esta película que transcurre a fines de la década de 2010. Matthew McConaughey –que produce y actúa junto a miembros de su familia aquí– interpreta a Kevin McKay. No se trata de un tipo común con una vida tranquila cuando los incendios empiezan en el Norte de California. Más bien, todo lo contrario. Es tal el caos en el que está metido que el fuego bien podría manifestarlo él mismo físicamente. Oriundo de esa zona, el hombre ha regresado tras la muerte de su padre, quedándose allí a cuidar a su madre (encarnada por Kay McConaughey, madre del actor) y tratando de restablecer contacto con su hijo adolescente (Levi McConaughey, su propio vástago), que vive con su madre y no quiere saber mucho con él.

Kevin maneja un bus escolar con el que lleva y trae niños todos los días. Y esa mañana lidia además con la muerte de su perro, con su hijo que está enfermo y fastidioso con él, además de su esposa que telefónicamente le reclama sus constantes desatenciones. Como su madre en silla de ruedas no puede ocuparse de nada y él tiene que ir a comprar remedios y llevárselos a su hijo, su jefa en el trabajo le reclama por su tardanza con mal tono. En medio de todo eso, un incendio forestal empieza a crecer en medio de la zona. Mientras bomberos y autoridades se ocupan tratando de apagar fuegos y evacuar a gente, un grupo de niños de una escuela queda atrapado. Y si bien Kevin necesita volver a su casa, termina atendiendo el llamado de auxilio y yendo con su bus amarillo a llevarse a los chicos de allí.
No será fácil, claro. Junto a la maestra Mary Ludwig (America Ferrera), Kevin deberá conducir a 22 niños asustados a través de rutas destrozadas, llamas que crecen, árboles y postes eléctricos que se caen, autos atascados en la ruta, gente desesperada –y en algunos casos violenta y agresiva– con un incierto destino, ya que está incomunicado y no sabe bien qué camino puede seguir para salir de ese infierno sobre la tierra en el que se ha convertido la zona que debe atravesar. Será pleno día afuera, pero en esos kilómetros cuadrados en llamas es una anaranjada y aterradora noche que ataca por todos lados.
Si bien la primera media hora del film se presenta más como un drama familiar que un relato de acción y aventuras, en un momento el guión deja de lado ese background para dedicarse de lleno a las peripecias y decisiones que Kevin y Mary tienen que tomar mientras los niños –a los que Greengrass tiene la delicadeza de no «explotar» de modo excesivo en busca de emoción y sufrimiento– sufren, se angustian y se descomponen. Pero más que otra cosa de ahí en adelante THE LOST BUS es un film clásico de etapas, desafíos e intentos de superar problemas que se apilan, en un estilo que por momentos recuerda al EL SALARIO DEL MIEDO, de Henri-Georges Clouzot, o a su remake norteamericana SORCERER, de William Friedkin.

La diferencia más importante son los efectos especiales. Si bien Greengrass, con su acostumbrado movimiento constante de cámara y ritmo nervioso de montaje logra crear una sensación de permanente tensión, uno nota que el fuego y el caos que rodea al bus tiene algo excesivamente «digital», lo cual genera que por momentos uno sienta estar viendo algo más parecido a un videojuego. Si no llega a caer del todo en eso es porque el realizador de VUELO 93 –quizás la película más parecida a esta de todas las que hizo– sabe movilizar la emoción del espectador a través de las angustias de los protagonistas y la desesperación de bomberos, rescatistas y otros voluntarios que trabajan en resolver el problema.
A TRAVES DEL FUEGO se basa en un caso real que fue cubierto en el libro de Lizzie Johnson Paradise: One Town’s Struggle to Survive an American Wildfire («Paradise» es el nombre de la ciudad que fue epicentro del incendio) y, si bien en este caso en particular se trata de un fuego provocado por otros agentes, es una prueba/demostración de cómo se vive en medio de una situación que cada vez es más constante y acuciante como son los incendios forestales. En la ficción está usado, si se quiere, como excusa para crear un film de suspenso. Pero en la realidad –como ya quedó claro en los recientes incendios de Los Angeles– se trata de un drama que veremos repetirse muchas veces más en el futuro inmediato.