Series: reseña de «Al borde», de Julie Delpy (Netflix)
Cuatro amigas atraviesan la «crisis de la mediana edad» en Los Angeles lidiando con sus parejas, sus hijos y sus perspectivas para el futuro en esta liviana comedia creada por la actriz de «Antes del amanecer».
Cuatro amigas que se acercan a los 50 y viven en Los Angeles son las protagonistas de esta comedia creada por Julie Delpy y que fue definida por algunos como una especie de GIRLS: 20 AÑOS DESPUES. La comparación es limitada y excesiva ya que, fundamentalmente, a la serie sobre «la crisis de la mediana edad» que la propia Delpy protagoniza junto a Elisabeth Shue, Sarah Jones y Alexia Landeau le falta la sutileza y la inteligencia de los mejores momentos de aquella. El inicio es poco convincente y, tras atravesar media temporada, lo mejor que podría decir es que no empeora, que mantiene su bajo promedio de efectividad y que solo en algunos momentos supera la medianía.
¿Cuál es el problema de AL BORDE? Yendo más allá de sus guiones un tanto obvios y sus personajes bastante irritantes, tengo la sensación que –para seguir con las metáforas gastronómicas que se usan en ella– se trata de un «maridaje» entre dos estilos de comedia que no siempre funcionan bien juntos. Para definirlos, simplificando, se podría decir que uno es más francés y, el otro, de corte más estadounidense. Es un combo de momentos de humor físico y hasta un tanto escatológico (un episodio está centrado en que Delpy carga en el bolsillo con caca de gato envuelta en un papel) con otros de supuesta profundidad psicológica. Pero el asunto nunca «marida» del todo bien: demasiado banal para creerse a los personajes y con una capacidad muy limitada del guión para definirlos más allá de unas bruscas pinceladas.
Delpy, en su plan más neurótico, encarna a Justine, una chef francesa obsesiva que tiene un exitoso restaurante en Los Angeles pero que vive tensa y preocupada por todo. Un episodio se centra en una repentina pérdida suya de olor y gusto (no se relaciona al COVID-19, no existe la pandemia en esta serie, o todavía no llegó), algo que complica seriamente su trabajo. Pero lo más difícil en su vida está ligado a la relación con su pareja, Martin (Mathieu Demy, el hijo de Agnes Varda y Jacques Demy, que dirige varios episodios también), que está sin trabajo y no hace más que quejarse y controlarla de una manera casi enfermiza. La escritura de un libro sobre cocina le sirve a Justine como modo de poner sus pensamientos en palabras y a la serie le funciona como metáforas de cada episodio, algo que tiene poco de novedoso y bastante de cliché.
No le va mucho mejor al personaje de Shue, Anne, cuya característica fundamental parece ser la de andar fumada todo el día con su pareja más joven que ella. En algún momento la relación entre ambos se resquebrajará, pero a ninguno de los dos parece afectarlos demasiado. Yasmin (Jones), en tanto, aparece en principio como un personaje más interesante que los demás, pero luego se va encerrando en su obsesión por el cuidado –y la dependencia que tiene– con su hijo, a tal punto que un episodio está dedicado a que no sabe qué hacer con su vida cuando su marido se lo lleva con él unos días de paseo. Y el cuarto y acaso más patético de todos es el caso de Ell (Landeau), una amiga que se ha quedado sin trabajo y que ya no sabe qué inventar para conseguir dinero.
Los maridos de todas ellas (de tres, en realidad, ya que Ell está soltera y sus tres hijos tienen padres distintos) son bastante inútiles y ninguna de las parejas parece tener mucha razón de ser más allá de justificar lo que se adivina como una serie de separaciones de parte de un grupo de chicas que intenta recuperar cierta magia y energía que tenían cuando se hicieron amigas, en la fiesta de fin de año de 1999/2000. Y el otro eje de la serie está en las complicaciones que tienen para relacionarse con sus hijos e hijas, un tema que series como BETTER THINGS han tratado con mucha más inteligencia.
Hay, sí, momentos y observaciones interesantes. El choque cultural entre Justine y sus amigas norteamericanas aparece a menudo, ya que por más años que lleve en Estados Unidos ella sigue siendo muy francesa, y eso permite algunos momentos divertidos ligados a choques culturales. El tema de la corrección política y la relación con las minorías se cuela aquí y allá provocando algunos momentos de humor (a Justine le cuesta adaptarse a tener cuidado para decir ciertas cosas) y hay algunos apuntes sociales y de clase (cada tanto la serie muestra la cantidad de homeless que hay en Los Angeles y se habla de dinero y de bancos más que lo habitual en este tipo de shows) que podrían ser más aprovechados. Pero nada de eso alcanza a sacar a la serie de cierta previsibilidad y tedio.
Ni Delpy ni Shue (la primera, creadora de la serie y directora de varios episodios; la segunda, productora) logran crear personajes convincentes, lo cual es raro tomando en cuenta que son las que controlan el producto. Y con su carisma solo no alcanza para sostener el asunto. Algunos pasajes con Yasmin y Ell son divertidos más que nada por el talento de las actrices a la hora de aprovechar al máximo los pocos ganchos que les tira el guión. Y ninguno de los maridos o parejas es otra cosa que una constante fuente de fastidio e irritación. Llegué al sexto episodio –la mitad de una temporada de doce, que bien podría ser mucho más corta– y decidí que ya había tenido suficiente. Quizás mejore sobre el final, pero lo veo difícil. Dudo, realmente, que AL BORDE llegue a tener una segunda temporada.
No es corrrecto sacar una opinión concluyente sobre una serie sin ahberla terminado. Debería avisarlo al comienzo de la reseña.
Concuerdo con la opinión sobre esta serie. Desde el primer episodio me pareció tediosa y básica, principalmente los personajes masculinos y muy a pesar del talento de Delpy y sus compañeras. Una verdadera pena, algo falló en el intento de realizar una buena serie sobre mujeres maduras.
Buena reseña. En mi trabajo entregaré el informe por la mitad y diré «para mí con esto es suficiente, imaginen las proyecciones para el año que viene ustedes».
Te sorprendería saber que gran parte de las críticas online de series están escritas por gente que solo vio un par de episodios. Yo por lo menos lo admito y lo hago público. La mayoría lo disimula, por no decirlo de una manera más brusca…
Se nota que esta crítica la escribió un hombre no decontruido, quiza parecido a alguno de los maridos de la serie, que no entendio muchas cosas que pasan las mujeres. Es una serie buena, no excelente, pero buena. Y ojalá haya 2, 3era y 4ta temporada.
No me parece opinar sobre una serie que ni siquiera viste completa.
Creo que no sirve.
A mí personalmente que si vi la serie entera me encantó y ojalá tenga segunda temporada.
La empecé a ver anoche. A quienes hemos vivido situaciones o experiencias parecidas nos resulta fácil identificarnos con las personajes. La mirada de Delpy me resulta interesante y cuestionadora. Los maridos inútiles son gloriasamente reales y la fuerza de las 4, también lo es. Es una serie para adentrarse en el mundo de las mujeres, contada por mujeres.
Llegué al segundo capítulo y fue suficiente, sentí que la serie no lleva a ningún lado, muy típico de series del norte de América con conflictos feministas y cuestionamientos de lo cotidiano
Coincido 100 por 100 en todo lo que pusiste!
Pues lamento disentir, pero me parece que tiene muchos momentos muy graciosos y mejora según avanza la serie. Da pinceladas desde perspectivas muy distintas de temas interesantes como la educación de los hijos, la relación con el dinero, la diversidad, las redes sociales sin pontificar y el trabajo actoral me parece bueno. Para mí, un entretenimiento diferente, con encanto e ironía que no necesita complicar la trama ni inventarse giros constantes para enganchar al espectador.
A mi me ha gustado, los personajes son reales y están bien construidos.
Espero que haya segunda temporada.
Yo la vi entera, seguramente porque no soy tan inteligente como vos mirando cine, claro. Eso sí, soy más respetuosa del trabajo ajeno: leí tu nota entera antes de postear algo. Saludos, genio del acto de criticar
Llegué al segundo capítulo y fue suficiente, sentí que la serie no lleva a ningún lado, muy típico de series del norte de América con conflictos feministas y cuestionamientos de lo cotidiano
La he visto entera. Me siento identificada con muchas de las cosas q le pasan a las chicas.
Maridos q no ven mas alla de sus narices, mujeres preocupadas por sus hijos, hijos adoradores de sus madres, y a la vez criticos con ellas…
Tal vez no sea la mejor serie del mundo, pero tiene bastante de real aunque sean otras culturas.
Esta bien para pasar unas horas entretenidas y divertidas. Siempre y cuando te gusten este tipo de series. A mi me gustó y la estoy recomendando.
La ví completa y me gustó mucho. Los diálogos reflexivos entre las amigas , entre madre e hijo y en un momento entre los niños me recordaron a los diálogos de la trilogía Antes de… en la que Julie participó también en el guión
. Se tratan temas comunes que siento que muchos podemos sentirnos identificados . También opino que no bastan unos episodios para emitir una opinión
A mi me pareció una muestra exacta de estructuras femeninas diversas, la insatisfecha, la neurótica, la zen y la obsesiva. La terminé y me encantó
Mejora con cada capítulo, interesantes reflexiones y momentos divertidos. Quizás si el responsable de esta crítica la hubiese visto entera, podría tener una visión más completa. No está bien hacer el trabajo a la mitad.
Las protagonistas padecen a los maridos de alguna manera u otra. Cliché bastante usado. Podría haberse incluido un personaje que con un marido «pasable», al menos que no la engañe, controle o sospeche, fuera un tipo con onda pero que a ella no la llene. En fin que la carencia no sea por los otros sino por ella. Creo que sex and the city moldó mucha comedia americana. Nada supera a las increíbles cuatro neoyorquinas. Estas cuatro son otra versión, obvia por momentos, sobre el mundo de la mujer. Che, además, nunca vamos a ver algo que ocurrió durante la pandemia. Imaginen todos estos bodrios matizados con el aislamiento y la no posibilidad de juntarse a tirarse todos a la pileta y declararse fumones, alquilarse un departamento cool en LA y tener un primo que parece que trafica «alfombras».
sex an the city es masculinista, tranquiliza a los hombres