Estrenos online: crítica de «El desratizador» («The Rat Catcher»), de Wes Anderson (Netflix)

Estrenos online: crítica de «El desratizador» («The Rat Catcher»), de Wes Anderson (Netflix)

Un excéntrico desratizador viene a matar ratas a un pueblo y les muestra sus arriesgadas técnicas a los dos impresionados hombres que lo convocaron para la tarea. Con Richard Ayoade, Ralph Fiennes y Rupert Friend. En Netflix a partir del 29 de septiembre.

El tercer corto de la serie basada en cuentos de Roald Dahl que integran el libro THE WONDERFUL STORY OF HENRY SUGAR AND SIX MORE (que, curiosamente, fue traducido al castellano como HISTORIAS EXTRAORDINARIAS) se titula THE RAT CATCHER y tiene como protagonistas principales a tres personajes y… algunas ratas. Richard Ayoade encarna a un periodista que, como en los anteriores cortos (este también ronda los 15 minutos) narra la historia, además de protagonizarla. El hombre convoca a un desratizador para matar las ratas que están en el campo frente a su diario local. A su lado hay un mecánico (Rupert Friend) que se suma a la convocatoria. Pero la verdadera estrella del corto es Ralph Fiennes que retorna aquí como el más peculiar cazador de ratas que se haya visto.

El formato del corto es similar a los anteriores, con escenarios artificiales, actores hablando a cámara (Ayoade, permanentemente; los otros dos, menos) y una narración que sostiene desde lo verbal cosas que no vemos. Aquí, al menos durante un tiempo, son las ratas en cuestión. El corto consiste en las explicaciones del desratizador acerca de sus modos para matar ratas, algo que va mostrándole a sus un tanto asqueados interlocutores. Luego de mostrar cómo cazar ratas en alcantarillas, el tipo muestra una opción un tanto más brutal: saca una rata y un hurón, los mete adentro de su cuerpo y… ya verán lo que sucede.

El excéntrico desratizador mostrará otras formas de hacerlo, se frustrará cuando sus planes no funcionen y seguirá arriesgando con sus técnicas y contando historias un tanto repulsivas mientras sus interlocutores se asquean cada vez más. Anderson no mostrará ni las ratas ni el veneno (Fiennes hará como que tiene una rata en la mano pero no tiene nada, digamos), al menos por un tiempo. Luego las cosas tomarán un desvío bastante más extravagante, como un poco adelanta la foto del film.

EL DESRATIZADOR funciona muy bien, es por momentos muy gracioso –la caracterización de Fiennes y su voz son notables, en plan dickensiano— y va poniéndose más bizarro con el correr de los minutos hasta volverse, finalmente, aún más teatral que otras de estas creaciones visuales del realizador, con un trabajo de iluminación propio de los escenarios. Si bien nada cambia en la forma de filmar de Anderson, aquí se notan algunas eleciones curiosas –hay un raro uso del zoom y alguna otra cosa que ya adivinarán– y el color amarillento que viene dominando su cine en los últimos años acá, por algún motivo, lo domina absolutamente todo.

La curiosa historia del bizarro desratizador es la más amena de las tres vistas hasta ahora, en comparación a la ambiciosa HENRY SUGAR y a la tenebrosa EL CISNE. El sábado, con el estreno de POISON, culminará este original ciclo y quedará lo que todos imaginamos: un largometraje de duración convencional con cuatro «historias extraordinarias» creadas por el oscuro cerebro de Roald Dahl –acá, de hecho, hay alguna velada referencia a su título más conocido, CHARLIE Y LA FABRICA DE CHOCOLATE— e imaginadas por el enigmático y talentoso Wes Anderson.