Series: reseña de «Becoming Karl Lagerfeld», de Raphaëlle Bacqué, Jennifer Have & Isaure Pisani-Ferry (Disney+)
Esta miniserie francesa se centra en la caótica y controvertida etapa en la que el diseñador de origen alemán radicado en París se convirtió en una figura del mundo de la moda. Con Daniel Brühl, Théodore Pellerin y Agnès Jaoui. En Disney+.
Las series sobre moda se han puesto precisamente, bueno, eso. El chiste es obvio, sí, pero nada casual. En los últimos años, series de ficción sobre el universo y los grandes personajes del mundo de la moda francesa aparecen por todos lados, con ficciones sobre Cristobal Balenciaga, Christian Dior o Coco Chanel, entre otras. No es un tema nuevo, para nada (han habido películas de ficción y documentales sobre ese mundo a lo largo de los años), pero parece haber un renovado interés por la obra y, especialmente, las coloridas y controversiales vidas de los personajes del mundo de la «alta costura» y del «prêt-à–porter«.
En ese contexto aparece BECOMING KARL LAGERFELD que, pese a su título en inglés, es una serie francesa centrada en los años (década del ’70) en los que el diseñador de modas de origen alemán radicado en Francia pasó de ser un oscuro y poco relevante modisto que trabajaba por encargo para distintas empresas a transformarse en un nombre propio en ese universo. A lo largo de concisos seis episodios, la serie protagonizada por Daniel Brühl y basada en la biografía «Kaiser Karl», de Raphäelle Bacqué, pone el eje especialmente en la rivalidad que tuvo con el entonces mejor reputado Yves Saint-Laurent, rivalidad que involucraba a la pareja de Lagerfeld, el escritor Jacques de Bascher (Théodore Pellerin), que era amante de YSL.
Bascher es la puerta de entrada a la historia, ya que la trama se narra a partir de su muy directa intención de conocer a Lagerfeld, algo que hace luego de arduos esfuerzos en una disco gay de París en 1972. Bascher parecía estar más interesado en el diseñador por su forma de vestir y el grupo excéntrico con el que se movía, ya que no era entonces un modisto de renombre. Al contrario, hacía lo posible por trabajar por encargo, llamando poco la atención en lo profesional. Pero gracias a un contrato de exclusividad con la firma Chloé, pronto Lagerfeld empezará a entrar cada vez más a fondo en la búsqueda de reconocimiento personal.
En medio de todo eso, el hombre –que vive con su madre, muy alemana ella– se reencuentra con su viejo conocido Yves Saint-Laurent (Arnaud Valois) en un exitoso desfile de este último y rápidamente la competencia entre ambos reaparece. El problema de Lagerfeld es que a él le cuesta ser considerado por los críticos de moda y cada intento de llegar a las tapas de revistas tipo Vogue con sus nuevas colecciones o aún logrando que Marlene Dietrich use alguno de sus vestidos termina de un modo problemático.
Pero la serie pone el eje en otra serie de errores y malos entendidos, que empiezan cuando Bascher, fastidiado con la poca atención que le da el frío y obsesionado por su trabajo Lagerfeld, intenta ponerlo celoso acercándose sexualmente a Saint-Laurent. El tipo no imagina que ese «gesto» iniciará un conflicto de proporciones épicas, que se extenderá también a los negocios de ambos y al mundo de la moda parisino de la época. Allí será el socio de YSL, Pierre Bergé (Alex Lutz), el que terminará convirtiéndose en el enemigo número uno de Karl.
Más franca sexualmente que otras series similares –no es usual ver en Disney+ escenas de sadomasoquismo, digamos–, BECOMING KARL LAGERFELD tiene a su favor esa manera adulta y descarnada de acercarse al tema y a los personajes del mundo que describe. La serie tiene algo de morboso y elegante melodrama que resulta bastante más interesante que la manera más prolija que otras similares tienen a la hora de acercarse a ese universo. Es un «nido de víboras» hecho y derecho en el que casi nadie se salva.
El problema de la miniserie pasa por la mínima atención que le da al trabajo de Lagerfeld en sí y a la moda en general, ya que solo parece ser el fondo de olla en el que se cuecen los problemas personales entre los protagonistas. Las otras series sobre personajes de la moda eran quizás más convencionales y académicas en lo formal, pero al menos intentaban contextualizar a los personajes con el mundo en el que vivían y los cambios estilísticos y estéticos de cada época. Acá eso aparece en cuentagotas.
Más allá de eso, se trata de una serie bien narrada, intensa y adictiva que, quizás por su origen francés, tiene menos pruritos a la hora de mostrar los excesos de sus algo decadentes personajes. Ayuda también que los personajes hablen en francés y en alemán –y no ese inglés fuertemente acentuado que se usa en tantas series que transcurren en Europa– y que el elenco incluya a muy buenos actores como el políglota Brühl, el excelente intérprete canadiense Pellerin (de GENESIS y NEVER RARELY SOMETIMES ALWAYS) y caras famosas del cine europeo como la francesa Agnès Jaoui (en el rol de Gabrielle Aghion, de la casa Chloé) o la veterana actriz alemana Lisa Kreuzer (EL AMIGO AMERICANO, DARK), que encarna a la madre del diseñador.
De tan solo seis episodios que duran alrededor de 40 minutos cada uno, BECOMING KARL LAGERFELD puede no ser la serie definitiva sobre el mundo de la moda francesa de los años ’70 y de hecho ni siquiera alcanza a contar la historia completa del diseñador, pero vale como una mirada adulta y nada edulcorada de uno de los personajes más reconocibles, peculiares y emocionalmente menos accesibles de ese extravagante universo.