Festival de Mar del Plata 2021: críticas de la Competencia Latinoamericana

Festival de Mar del Plata 2021: críticas de la Competencia Latinoamericana

En este post, como ya es costumbre, iré actualizando las películas de la competencia latinoamericana en tanto se vayan proyectando por primera vez en las salas cinematográficas del festival.

LA ENCOMIENDA, de Pablo Giorgelli. Regresando al minimalismo más extremo de su opera prima LAS ACACIAS, el director argentino filmó en República Dominicana un relato que transcurre casi en su totalidad en el agua, siguiendo las consecuencias del naufragio de un barco que ha salido de ese país transportando ilegalmente personas y mercaderías. Se trata de un relato de supervivencia, con algún punto de contacto con ALL IS LOST, aquella película en la que Robert Redford tenía que sobrevivir prácticamente solo en el mar, si bien aquí el conflicto que rodea a los protagonistas es otro, muy distinto.

Pietro (el italiano Ettore D’Alessandro, que es también uno de los productores y coguionista junto al propio Giorgelli y a Adrián Biniez) es un tripulante de ese barco y queda literalmente sostenido a un tablón cuando, en medio de la noche, el accidente que no vemos sucede. Lo rodean cuerpos, objetos, los clásicos restos de un naufragio, de los que hace uso. Pero nada hace suponer que tenga forma de sobrevivir mucho en esas difíciles circunstancias. De a poco, sin embargo, empiezan a aparecer algunas opciones, posibilidades que al menos le dan ciertas esperanzas.

Primero es un pequeño bote en el que se topa con un hombre que está al borde de la muerte (Marcelo Subiotto) y, más adelante, en un barco un tanto más grande en el que se encuentra con un tal Benel (Henry Shaq Montero García), un joven dominicano que era parte del «transporte» del barco que iba hacia Estados Unidos. De ahí en adelante serán dos los que deberán sobrevivir a los contratiempos del mar, del sol, del frío, del hambre y la sed. Y mientras esperan que la deriva por el mar los deposite en algo parecido a un pedazo de tierra, van conociéndose, compartiendo historias, teniendo algunas disputas y, fundamentalmente, tratando de sobrevivir al paso del tiempo, que va haciendo estragos en el estado físico de ambos, especialmente del más veterano Pietro.

Giorgelli plantea un relato estricto de aventuras –más bien, desventuras– con algunas resonancias bíblicas, poniendo más el acento en el minuto a minuto (hay largos momentos de silencio en los que vemos acciones cotidianas de supervivencia) que en hacer un análisis del contexto social y económico que llevan a Benel a irse de ese modo, o a la experiencia personal de Pietro. Si bien esas historias forman parte del relato, LA ENCOMIENDA se plantea más como un desafío de puesta en escena, con un seguramente mínimo equipo filmando en medio del mar (en realidad se trata de un tanque gigantesco) con todas las complicaciones específicas de ese tipo de rodajes.

Y está bien que así sea, ya que buena parte del cine latinoamericano parece circular por el mundo de los festivales más por la relevancia de sus temas que por cuestiones estrictamente cinematográficas, y quizás esa sea una de las razones por las que la película estrena mundialmente aquí sin pasar por los grandes eventos europeos que tal vez la tomaron más como un thriller. Lo que Giorgelli hizo aquí puede ser visto como un desafío personal y hasta un ejercicio de estilo, una manera de probarse a sí mismo cuestiones estrictamente ligadas a las posibilidades de desarrollar un relato por momentos casi silencioso en medio del agua, asunto sobre el que volverá en su próxima película. Y más allá de una duración un tanto extensa para el formato, logra su cometido. LA ENCOMIENDA se ve con la tensión y el nervio de una buena historia de supervivencia.


9 de Martín Barrenechea y Nicolás Branca. Todos los que somos futboleros –y quizás los que no también– recordamos la «mordida de Luis Suárez» en el Mundial 2014 y algunos otros incidentes en los que el jugador uruguayo estuvo involucrado hace ya varios años. 9 no trata directamente sobre eso pero, a su manera elíptica y metafórica, pone ese incidente (o incidentes de ese tipo) en primer plano para hacer un análisis, un estudio y una serie de reflexiones acerca de las complicadas situaciones y presiones que atraviesan los deportistas de elite. Y no solo los futbolistas.

Christian Arias (Enzo Vogrincic) es un promisorio atacante de la selección uruguaya al que han suspendido por algún tipo de incidente (al parecer, una patada tipo karateca) en un partido contra Colombia. El asunto lo sorprende en medio de un pase del fútbol portugués al británico y le complica no solo el posible traspaso sino su estabilidad familiar y emocional. Recluido en un lujoso caserón de un barrio privado, acompañado por su padre/representante, Christian debe esperar que pase el caos mediático y se arregle su nuevo contrato. En el medio, intentan hacerle análisis psicológicos, la prensa lo persigue, la gente lo apoya (aunque de una manera que rápidamente pasa del cariño a la agresión), su padre y su manager negocian y Christian se aburre, no opina y no parece saber qué hacer con su vida. Hasta que en el barrio conoce una chica de su edad con la que empieza a verse y, de a poco, a entender el tipo de lujosa prisión psicológica en la que vive.

Los directores presentan su tesis de una manera clínica, distante, observando de manera casi fría cómo la vida de Christian parece desmoronarse. Si bien nadie parece entender a qué se debió su violenta reacción en la cancha, es claro al conocer parte de su historia, su imposibilidad de tomar decisiones, la rigurosa dieta y entrenamiento que debe seguir, y el carácter dominante y hasta violento de su padre (un intenso Rafael Spregelburd) que el tipo la está pasando mal por más que su cara no exprese nada. La película tratará de cómo Christian empieza a darse cuenta que puede tomar decisiones por su lado, aún arriesgándose a sufrir algunas consecuencias.

Más allá de la clarísima conexión con el «affaire Suárez», 9 refleja muy bien la soledad y las presiones que viven los deportistas y cómo el mundo que los rodea influye y limita sus vidas. Por un lado, los directores pintan muy bien ese costado «profesional» que se espera del jugador como commodity pero a la vez dejan en claro que «su entorno» está acostumbrado a formas un tanto más barriales y, si se quiere, agresivas para manejar las cosas. Problemas con la prensa, con los fans, con otros jugadores, con dueños de equipos, entrenadores y representantes cubren lo que en el fondo es el retrato de la soledad de un chico que creció con la misión de salvar económicamente a su familia y que, en un momento de su vida, se dio cuenta que vivía solo para complacer a los demás.


AURORA, de Paz Fabrega. Link a crítica

CAMILA SALDRA ESTA NOCHE, de Inés Barrionuevo. Link a crítica

CARAJITA, de Silvina Schnicer y Ulises Porra. Link a crítica

EL CIELO ESTA ROJO, de Francina Carbonell. Este documental se basa, fundamentalmente, en los registros visuales obtenidos dentro de la cárcel chilena de San Miguel que registran un incendio que terminó con más de 80 muertos y varios heridos tras la demora en abrir las puertas del lugar, transformándose en una de las mayores tragedias de ese tipo en Chile. Las imágenes del film son las que forman parte de la carpeta judicial del caso y es la primera vez que se ven públicamente, permitiendo ver detalles (y manipulaciones) que permitieron «enredar» la investigación de un caso en el que, finalmente, todos los imputados fueron absueltos.

Los llamados telefónicos de urgencia, las cámaras que van captando lo que sucede tanto en el interior de la cárcel como en el exterior, además de testimonios capturados en el momento mismo de los hechos, dan a entender una oscura secuencia de negligencias y manipulaciones que van dejando en claro que buena parte de lo que se considera «registro audiovisual» puede ser también utilizado según las conveniencias y necesidades. El documental de Carbonell explora el incidente por ese lado y su interpretación política se desprende de eso, sin necesidad de demasiada «editorialización» ni agregados. La imagen puede ser verdad o mentira, 24 veces por segundo, según quién sea el que cuente la historia.

EL PERRO QUE NO CALLA, de Ana Katz. Link a crítica

JESUS LOPEZ, de Maximiliano Schönfeld. Link a crítica

PIEDRA NOCHE, de Iván Fund. Link a crítica

EL EMPLEADO Y EL PATRON, de Manuel Nieto. Link a crítica