Series: crítica de «American Primeval», de Mark L. Smith y Peter Berg (Netflix)

Series: crítica de «American Primeval», de Mark L. Smith y Peter Berg (Netflix)

Esta miniserie de seis episodios sigue a diversos personajes que sobreviven a una brutal masacre de colonos en Utah, a mediados del siglo XIX. Con Taylor Kitsch, Betty Gilpin y Dane DeHaan. Estreno: 9 de enero en Netflix.

Solo hace falta un chequeo simple para entender mucho de lo que se ve en AMERICAN PRIMEVAL, el violento y salvaje western dirigido por Peter Berg. Uno googlea el nombre del creador de la serie, Mark L. Smith, y se topa con que el hombre fue el responsable, entre otras cosas, del guión de THE REVENANT (EL RENACIDO), la premiada película de Alejandro González Iñárritu protagonizada por Leonardo DiCaprio. Y las coincidencias saltan a la vista. Como aquel film, AMERICAN PRIMEVAL es una combinación de western, road movie, película de terror y thriller de supervivencia, una exploración de los orígenes brutales de una nación, una serie de enfrentamientos, escapes, persecuciones y cruentas batallas en escenarios naturales tan bellos como salvajes que intentan recordar que, pese a décadas y décadas de ser un pretendido faro de la «civilización occidental», Estados Unidos es un país violento donde siempre ha imperado la ley del más fuerte o del que tiene más dinero.

AMERICAN PRIMEVAL, a diferencia de muchos títulos recientes, se hace cargo de esa brutalidad y la distribuye en todos los sentidos posibles. No hay corrección política aquí ni los personajes se comportan, en la mayor parte de los casos, como personas del siglo XXI trasladadas al XIX. Acá hay ataques salvajes de tribus indígenas a hombres blancos, grupos religiosos que funcionan como una mafia organizada, cazadores de recompensas que no temen dispararle a niños, una mujer que requiere la ayuda de un hombre para llegar a destino (hoy pocos escribirían un personaje así), un ejército con pocas luces y, en general, un universo salvaje en el que a nadie le importa nada más que su propia supervivencia. Supervivencia que, convengamos, no va a ser muy larga de todos modos.

La serie está dirigida en su totalidad por el realizador de HANCOCK, BATTLESHIP, HORIZONTE PROFUNDO, EL SOBREVIVIENTE y DIA DEL ATENTADO, un realizador especializado en películas de acción y/o bélicas igualmente duras y directas, muchas de ellas protagonizadas por Mark Wahlberg. Y su sensibilidad conecta muy bien con la del guionista. La serie se permite, como lo hacía EL RENACIDO pero en menor medida, un cierto lirismo, algo que aparece a través de planos aéreos de impactante belleza visual (Berg utiliza en más de una ocasión los lentes de gran angular y la cámara en mano características del combo Iñárritu/Lubezki) y en las lecturas, voz en off mediante, de un llamativamente sensible diario escrito por un general del ejército. Pero por fuera de esas pausas reflexivas es, para decirlo sin vueltas, una carnicería de aquellas.

La trama toma como punto de partida un hecho real conocido como la Masacre de Mountain Meadows. Ese violentísimo ataque, que tiene lugar promediando el primero de los seis episodios de la miniserie, es el que congrega y disgrega a los personajes que AMERICAN PRIMEVAL seguirá a lo largo de su trama y servirá para ir mapeando lo que fue esa violenta época del Oeste. Los hechos tuvieron lugar en 1857 en el hoy estado –entonces territorio– de Utah, que era gobernado por Brigham Young, máximo líder de los mormones. Se trató de un ataque, organizado por una milicia mormona llamada la Legión Nauvoo con apoyo de algunos miembros de la tribu Paiute, a una caravana de emigrantes que iban camino a California. El ataque estuvo enmarcado en la Ley Marcial promovida por Young en defensa de lo que llamaba territorio mormón frente a las fuerzas armadas de los Estados Unidos que los consideraba separatistas. Y murieron más de 120 personas que nada tenían que ver con ese conflicto.

AMERICAN PRIMEVAL arma varias historias alrededor de ese hecho. Por un lado, está Sara (Betty Gilpin, de GLOW), una mujer que llega al único fuerte de la región con su hijo Devin (Preston Mota) y busca contratar a alguien que la lleve a una ciudad ubicada a varios días de distancia a caballo en la que, supone, los espera su marido. Como no consigue que nadie se atreva a cruzar la violenta zona por la que quiere pasar –todos le dicen que es muy peligroso y no se lo recomiendan, tanto por las dificultades naturales como por las tribus indígenas que viven allí– termina sumándose a esta caravana de viajeros que incluye, además, a algunos mormones que vienen a establecerse en Utah. El que se encarga de sumarla es Jacob (Dane DeHaan, de OPPENHEIMER), que viaja con su única esposa, Abish (la actriz hispano-inglesa Saura Lightfoot-Leon, actualmente en THE AGENCY) hacia Salt Lake City, ya entonces –y aún hoy– centro neurálgico de la llamada Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Sobrevendrá el brutal ataque, los personajes se dispersarán y AMERICAN PRIMEVAL los seguirá en sus derroteros. A Sara y a su hijo se les sumará una niña muda, indígena, que se escapa de un familiar abusador (Shawnee Pourier), y pronto se terminará haciendo cargo de ellos Isaac (Taylor Kitsch), un solitario y un tanto perturbado montañés que había rechazado su inicial oferta pero que los ayuda en su fuga tras la masacre. Por otro lado, Jacob y Abish sobreviven al ataque, pero se separan y Jacob hace todo lo posible por hallar a su mujer, que fue raptada por una facción violenta de la tribu shoshone, el aquí llamado Wolf Clan, liderado por el intenso cacique Pluma Roja (Derek Hinkey). En el medio, un grupo de hombres, enterados que hay una recompensa por encontrar a Sara, la busca con la intención de ganarse unos dineros

Pero por fuera de estas historias personales y seguramente ficcionales está el conflicto político que ya existía pero que crece y se tensa a partir de la masacre. Los líderes de la Legión Novuo quieren ocultar su participación en ese hecho (lo cometieron usando máscaras tipo KKK), adjudicándoselo a los indígenas, por lo que no les conviene nada que haya sobrevivientes. Y el ejército se mete, tratando de descifrar quiénes fueron los responsables y qué actitud tomar al respecto. En medio de todo esto, los shoshone tratan de definir qué postura tomar ante las amenazas, entre dos bandos internos que podrían definirse como pacifistas y belicosos. En tanto, las autoridades mormonas, empezando por el propio Brigham Young (Kim Coates), siguen tratando de controlar el territorio usando métodos «económicos» de presión, lo que los llevará a abrir otro frente de conflicto con Jim Bridger (el gran Shea Whigham), quien maneja el fuerte de la zona que lleva su nombre.

Todo lleva a lo imaginable: caos, violencia, muerte y sangre, mucha sangre. Cada subtrama involucra enfrentamientos violentos e inesperados, algunos propios de la misma naturaleza (problemas con los lobos y los caballos) pero, en su mayoría, ligados a la desesperación y la brutalidad humanas. Al grupo de Isaac, Sara y los dos niños les sucede de todo y su supervivencia se debe más a caprichos del guión que a cualquier lógica, ya que salen usualmente impolutos de varias situaciones imposibles. En tanto, la búsqueda de Jacob se vuelve cada vez más desesperante y sangrienta, lo mismo que las cambiantes experiencias de Abish. Cabezas cortadas, piernas quebradas y expuestas, degollamientos, hachazos y cuchillazos de todo tipo y color integran las angustiantes, impactantes y por momentos excesivas escenas de una serie que no se caracteriza por la discreción ni por la sutileza.

Es de suponer que la iglesia mormona reaccionará muy mal ante AMERICAN PRIMEVAL. Si bien la serie presenta un universo despiadado y cruel en el que nadie sale del todo bien parado, los mormones son los villanos de la serie, ya que al ejército se lo pinta como menos cruel –aunque bastante inoperante– y los indígenas al menos discuten posturas y se justifican en la autodefensa. No solo la masacre cometida intenta desenmascarar el modus operandi de los mormones en esa época sino las brutales medidas que toman a posteriori para evitar que se sepa que fueron ellos y por las bruscas acciones que cometen en su objetivo de quedarse con el Fuerte Bridger. En la pintura de Young y sus secuaces (Joe Tippett y Alex Breaux encarnan a sus «brazos armados») que hace la serie, los mormones aparecen como una violenta y adinerada secta que utiliza la religión como excusa para imponer su poder y control en Utah.

Más allá de las polémicas que pueda presentar entre los involucrados históricos en el caso, AMERICAN PRIMEVAL es una pintura cruenta y devastadora de la formación de los Estados Unidos. Sus personajes están construidos siguiendo lineamientos bastante clásicos (toda la trama de Sara e Isaac, ya desde los nombres de los personajes, deja en claro su conexión bíblica) y, aunque triplican su contenido sangriento, sus enfrentamientos siguen las reglas y tradiciones de los westerns de corte bélico hasta las últimas consecuencias. La experiencia como director de cine de acción de Berg es evidente en la puesta en escena y en el intenso ritmo de la serie, pero lo que más queda grabado tras verla es ese «primitivismo» al que hace referencia el título: una tierra prometida que es más una construcción y un relato que algo comprobable en los hechos. Una historia de violencia que se extiende a través de los siglos.